Un sueño

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Ella es mayor que yo, la conocí en el trabajo y desde el primer día sentí una atracción extraña.

Divorciada, con un hijo, cerca de los 40. Se nota en su cara y sus ojos el paso del tiempo.

Pero aun así, me gustó. Sus carnosos labios, el color de su piel morena, su pelo ondulado y por qué no? Sus pechos… Bastante grandes por cierto.

Y estaba ahí dentro su carro, estacionados en el parqueo de un Centro Comercial bastante concurrido de la zona 11. Con los vidrios que están totalmente polarizados nadie podía vernos.

Como dicen, una cosa llevo a otra… Y cuando reaccioné ya besaba su cuello… Pero, me negó un beso de esos labios que tenían ya casi un año de volverme loco!

Seguí con el agasajo, y los besos me llevaron a colocar mis manos sobre su blusa… Uno a uno sus botones fueron cediendo y luego su bra… De esos que se pueden destrabar por delante… Y ahí estaban, sus pechos!! Aquellos pechos que habían servido de inspiración en las noches bajo mis sábanas.

Los estaba tocando y no lo podía creer… No intenté más besar su boca, pues mi atención se centró abajo se su cuello, estaba allí saboreando sus pezones obscuros, pasando mi lengua por sus aureolas. Podía sentir su cálido aliento, su excitación estaba llegando al 100 y la mía no digamos, sentía que mi bóxer estallaría por tanta presión!!

Mordisqueaba y jugaba con sus pezones… Oía sus tímidos gemidos…

Hasta que de repente, un grito!

JOSÉ!!!

Levántate!! Son las 6.30!! ¿¿¿No vas a ir a trabajar???


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