Sangre

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Solo camino. Camino. Camino. Pero me quieren por mi sangre. Es lo único que quieren. Igual que yo ¿Quien no quiere sangre? Sigo caminando y dejo el cielo a merced de los monstruos del espejo. Ando por una tarta rellena de una parte de mi. Ando. Ando. Ando y le hago un buen agujero, meto la boca y tomo lo que es mio. Tomo. Tomo. Tomo y dejo mi traición al olvido. No puedo descansar porque ahoravendránn todos a por mi y a por mi familia. Pero la necesito, todos la necesitamos. Tienen demasiada y es solo para ellos, solo un poco por favor. Da igual lo que les digas, es toda suya. Muchos de mis amigos murieron por esa fruta pura. Demasiados, hijos quizás, hermanos puede. Pero ahora ya esta, tenemos un buen plan y no podrán hacer nada para remediar su muerte.


Tomé mi espada y bajé al cielo a ver sus planes. Los vi. Los veo. No pueden hacer más que explotar poco a poco, ahora que hemos llevado a cabo la construcción más grande jamás vista para nuestra familia no tendrán nada que hacer. Quizá muramos en la batalla pero nadie se volverá a llevar lo que es nuestro. Es nuestra vida.


Se lanzaron mil y una flechas tan finas y puntiagudas como un cabello humano. Todos a por el mismo vergudo. El que tantas y tantas veces había matado por la sangre de la familia. Cuando estaban a menos de un golpe de aire empezaron a oxidarse las puntas de las flechas. Callaron dejando un rastro de sangre por tomar. El bárbaro vio el comienzo de la batalla y se dio la vuelta para terminar con todos. Negando como si no fuesen más que una ínfima molestia escupió y todos se oxidaron más rápido de lo que se había visto jamás por las tierras de aquel cielo. Estaban desesperados pero uno de ellos agarrando los cuerpos de sus familiares como escudo ante aquella segregación, siguió hasta estar a un recogido de sus piernas. Las recogió, así además de hacer llegar su envenenada espada al corazón del malvado no se le dañarían las piernas. Y hundió con su último aliento su espada en el cuello del que tanta muerte había provocado por la sangre. Murió como un héroe.

Crónica de la picadura de un mosquito.


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