Aun no

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Enviado el , clasificado en Amor / Románticos
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La conocí en el momento de mi vida, en que llegue a pensar  que las mujeres iban a formar parte del pasado, después de tantas experiencias desastrosas, motivo por el cual no comprendían como era yo. Ella era muy delgada, con una sonrisa contagiosa, cuando caminábamos por la calle parecíamos dos lunáticos, nos llamábamos mucho, hablábamos hasta muy noche. Yo le contaba que me gustaban los hombres y las mujeres, que era bisexual. En este momento tú me gustas, le dije- por el teléfono aquella noche, le dije- si ella sentía lo mismo me contesto que sí y no le importaba la opción y el apego que yo tenía, ella era muy liberal, muy fresca. Nos enamoramos mucho que llegue a dejar mi cuartucho de aquella quinta fétida donde alquilaba, y me mude con ella.

Vivimos dos años juntos, yo trabaja ella también, sosteníamos la casa los dos, de noche nos íbamos a cenar a donde ella quería, le gustaba salir de noche conmigo a platicar. Hubo un momento en que ella me dijo que me amaba y quería tener un hijo y una familia,  pero amor tu sabes que también quiero estar con un hombre, tu sabes  cuales son mis pasiones le dije- pero puedes estar con un chico las veces que quieras, te puedo acompañar a los lugares nocturnos que te gustan pues chiquito, lo decía con gran dolor en su rostro. Nunca había conocido a una chica tan linda y comprometedora, dejo todo para estar conmigo, ella me amaba yo lo sentía, perdió un gran puesto de trabajo solo por verme cuando me fracture una pierna. Yo la quería. Pago una rehabilitación muy cara con tal de verme como antes.

Todas las noches después de hacer el amor, me decía que me amaba, se encogía a mí y lloraba yo la acariciaba. Había pasado tres años hasta entonces yo no salía con ningún chico, solo me dedicaba a ella, sentía que le hacía sufrir mucho, cuando yo no venía a casa, cuando estaba con Rodrigo ella no lo savia, yo le había prometido ya no estar con nadie más, pero no pude. Conocí a Rodrigo hacía cuatro meses, rompí la promesa pero ella no lo savia ni lo sospechaba.

Corrió un año más yo con Rodrigo un amor furtivo. El día siguiente iba a ser la boda, ella me compro un atuendo demasiado elegante, ella en un vestido radiante. Llego el momento  en que ella demostraría su amor ante un patán como yo. Sonó el teléfono  era Rodrigo- no supe que hacer. Me quede parado echo una mierda, y dije- no es el momento aún, perdóname Sofía.


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