La resurrección del infame traidor Patroclus
Por Tarrega Silos
Enviado el 15/12/2012, clasificado en Drama
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Mil acciones de un hombre, no son más importantes que una sola. Eso engendra la redención.
Durante las incursiones germánicas al imperio romano, más de una logró desolar importantes ciudades, hasta que el turno de la misma Roma llegó.
Sucedió que un salvajerrimo líder bárbaro, se trasmutó al entrar y contemplar la armonía y luminosidad de la grandeza de Roma.
Él tal vez no sabía siquiera que la lengua podía escribirse, pero el mármol labrado en latín le reveló un orden secreto y superior. Vio que su ejército irrascible arrebataría al mundo algo más importante que su vana e inminente conquista.
Entonces decidió luchar contra sus hermanos nórdicos al lado de los tribunos. Y murió cubierta su espada de la sangre de los suyos en la tierra de Drucila esa misma noche.
Los romanos aborrecían la traición y sin embargo enterraron a Patroclo entre los suyos con esta leyenda: "Patroclus defensor de Roma".
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