Misión Athena: Capítulo 3. La decisión.
Por juansebas
Enviado el 06/09/2014, clasificado en Ciencia ficción
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(continuación de libro Misión Athena, si estás interesad@ puedes ver el resto de capítulos que he publicado en esta misma web).
Veronica Lars estaba furiosa.
Aunque su departamento había conseguido progresos espectaculares en la investigación sobre los xenoformos, el doctor Samuel Smith había propuesto al Consejo de la nave una reducción de su presupuesto. No era justo.
-Veronica, intentaremos revisar esta decisión en los próximos dieciocho meses. Ahora debemos centrarnos en las otras dos líneas de investigación.
Ambos estaban en la sala que hacía las veces de despacho del doctor Samuel Smith. Era muy amplia y luminosa. El científico no era un gran aficionado a los lujos pero su cargo requería que su despacho fuera lo suficientemente ostentoso como para poder mantener las reuniones con el Consejo de Administración, formado por miembros de la Federación y de Weyland-Yutani. Después de diez años, se había acostumbrado a la espaciosa sala, mucho más agradable que el reducido espacio del que disponían algunos laboratorios en los que había trabajado.
-Te aseguro que en cuanto la presión de los patronos sea menor, me encargaré personalmente de que tu línea recupere el nivel de inversión que tenía.
Samuel Smith quería aplacar la rabia de su colaboradora. Aunque estaba decidido a que sus instrucciones se cumplieran, sabía que Veronica era una mujer de recursos y era conveniente que aceptara su decisión. Samuel sabía que no se iba a someter sin más. Cuanto más la convenciera, más fácil sería trabajar con ella en el futuro. Sin embargo, sus buenas palabras no parecieron funcionar en absoluto.
-Tendré que renunciar a decenas de investigadores visitantes. En esos dieciocho meses, puedo acumular un retraso de años.- replicó, indignada.
Samuel dejó que se desfogara.
- Tú mejor que nadie sabes que hemos avanzado muchísimo y los experimentos sobre el sistema inmune nos pueden permitir entender mecanismos esenciales para tratar enfermedades muy graves.
Nada parecía calmarla. Samuel Smith decidió que iba siendo el momento de terminar con la conversación.
-Estoy perfectamente informado de ello, Veronica. Pero como te he dicho, en este momento existen otras prioridades.
Veronica Lars apretó los puños con fuerza. No podía entender que su jefe se comportara de esa manera. Hasta ahora había sido una subordinada leal y dedicada. Y él sabía lo importante que era para ella. Su hija, aquejada de una grave enfermedad degenerativa que la medicina no conseguía curar, necesitaba una nueva esperanza. Se le estaba negando una oportunidad.
-Sam, no puedes hacerme algo así. Sabes lo mucho que significa para mí.
El responsable científico de la misión Athena sintió una ligera punzada de remordimiento y miró a la mujer con cierta compasión. Pero se rehízo en seguida. Lo importante era la misión y mantener los fondos necesarios. Y los que pagaban querían otras cosas. La decisión estaba tomada y no iba a cambiar de parecer. Veronica Lars recibiría para sus investigaciones la mitad de los fondos que había tenido hasta la fecha. Intento de nuevo apaciguarla.
-Veronica, sabes perfectamente cómo funciona esto. Llevas conmigo desde el inicio de la misión, y no te sorprenderá que te diga que lo único que les interesa a los que nos pagan es el desarrollo de armas que detengan a los Aliens. Por encima de todo lo demás. Y vamos con mucho retraso en esa área y tenemos que acelerar.
- Así no ganaremos ninguna guerra. Ni contra los xenoformos, ni contra nadie.
- Puede ser, pero debemos hacer todo lo posible para que podamos seguir con la misión. Y eso, en ocasiones, implica que hay que renunciar momentáneamente a ciertos objetivos para poder conseguirlos más adelante, cuando las condiciones sean más favorables. Veronica, no hay marcha atrás. Estoy seguro de que lo acabarás entendiendo.
Miró a la mujer fijamente a los ojos. Ella comprendió que no había mucho más que pudiera hacer. Por un momento, se mantuvieron en un silencio tenso.
Samuel Smith quiso relajar un poco el ambiente.
- Eres una científica excelente y con muchas capacidades, Veronica. Estoy seguro de que serás capaz de llevar adelante el trabajo, con las mínimas pérdidas. Tienes mi confianza y la de todo el Consejo.
La doctora Lars le miro desafiante. Eso no le gustó al jefe científico del Athena. Le disgustaba profundamente que le desafiaran en su nave, en la misión que él dirigía. No había más que decir. Se haría lo acordado. Esto estaba durando más de lo necesario.
- Tengo una agenda muy complicada, por lo que, si no hay nada más que tratar, te agradecería que me dejaras solo.
La vio alejarse rápidamente por la amplia sala. Samuel sabía que no se había quedado conforme. Supiró. Gobernar una misión como esta no era algo sencillo. Pero, en ocasiones, él tenía que tomar decisiones. Ésta ya había sido tomada y no iba a revocarla.
Aunque a Veronica Lars eso no le gustara.
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