Hay quienes desde la orden quieren implicar sabiduría, hay gente en el cielo que sarcásticamente ríe de su cursilería. El final del tiempo es inquieto e inexacto y la sombra del poder no hará más que oscurecernos. Falto de estilo, imponiendo modas baratas y ritmos melódicos que carecen de profundidad, nos siguen mintiendo. Tapados de piel y pasarelas delgadas, acuerdos entre superiores y manipulación informativa, hambre para el pueblo. Pasajeros varados, amores inconclusos y hasta la puesta del sol, soledad, fuego.
Desde cualquier dirección solo el bien personal es el que nos aleja de la desesperación, del pensar que el mañana helado nos consume, que los resultados son lo que impone el sistema. Qué habríamos de pensar si en tan solo un encuentro fugaz dos sonrisas lo hicieran al mismo instante, dos miradas que se penetran sin siquiera herirse, ¿Dónde estamos, paz? Ni religiones, ni colores, mucho menos ser peones, solo el calor del mismo pasaje nos encontrará aquí, en dónde los símbolos solo llaman a sentir orgullo.
Cuentos cortos pero expresivos, soledades que asesinan y un té helado esperándome en la ventana. Diarios matutinos sin novedad alguna, noticias hirientes y la incapacidad del capaz. Hora de irse compañeros, último tren hacia lo desconocido.
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