<< LA SIRENA>>
En aquella terrible tormenta asomaba la cabeza una bella sirena.
Sobre la superficie de las enormes y violentas olas se empinaba para observar.
Como la mar se tragaba a quellos enormes barcos,
Era la hija de Tifannis la Diosa de la brisa marina, ella Azulina era
la que tenia el poder de calmar las aguas despuès de la tormenta.
Tambièn era la guardiana de la laguna de los estuarios y de la entrada
de los rios cuando estos se adentran y desaparecen formando parte de las aguas saladas.
Azulina era nueva en estàs misiones y no entendia muchas cosas.
Algo que le entusiasmaba del mundo exterior era los humanos.
Como su vida estaba ligada al mar, y como estos se enfrentaban a ella.
Sabiendo la mayoria de los casos que su lucha estaba perdida de antemano..
Aquel dia y entre los restos de un naufragio llegò hasta ella, un bello abanico.
Cuando lo vio le gustò su colorido y el metal brilante del que estaba hecho.
No sabia para que servia aquel objeto ahora si, reconocia que pertenecia
al mundo humano ¡¡ no podia ser de otra forma!!.
Lo cogio y de manera torpe lo abriò como pudo, estaba mojado y la tela de la que estaba hecho era
fina como la seda mientras lo abria una especie de polvo brillante se mezclò con sus man
Aquel polvo mezclado con el salitre marino empezò a escocer las manos de aquella sirena.
Nunca habia sentido dolor y la sensaciòn desagradable de aquel polvillo le quemaba
las manos, empezò a nadar de forma precipitada sin ningùn tipo de control.
Era como si las manos y no ella, tuviera el mando de su cuerpo, y fue nadando
sin poder evitarlo en direcciòn hacia la orilla de la playa.
Sabia que no podia ser vista por los humanos, por lo que siempre debia guardar
una distancia para no mezclarse con ellos, por eso cuando las manos tomaròn el control.
De aquella situaciòn su corazòn empezò a latir con fuerza, y sintiò miedo .
Mientras avenzaba sin poder evitarlo en direcciòn a la orilla de la playa veia como
su cuerpo iba transformandose y su hermosa cola plateada, daba lugar a dos
esbeltas y largas piernas.
Se quedò observando aquellas piernas ....¿ Donde estaba su hermosa cola?..
Salio de entre las aguas cuando estas, la depositaròn en aquella orilla.
Y fue dando un paseo por la playa con sus nuevas piernas, y mientras andaba
y unos metros màs a delante empezò a visualizar una especie de trono.
Estaba sumergido entre las rocas y piedras de aquel saliente marino.
Una especie de gran silla, parecida a la del trono de su madre.
Mientras andaba empezaba a echar de menos su libertad mar adentro.
Deseaba volver a ser sirena, no le gustaban sus nuevas piernas.
Y no entendia muy bien el cambio, cuando voviò a ver aquel polvo brillando
sobre los brazos de aquella especie de trono.
Se hecho hacia atràs no sabia si debia tocar aquel polvo, pero la curiosidad
pudo màs que ella y lo tocò, siendo humana no parecia que le afectarà.
Y se sentò en aquel trono estaba cansada y el andar sobre la superficie de la playa
la habia agotado, se sintiò comoda en aquel lecho de roca y piedra.
Y sin darse cuenta se quedò dormida, tuvo extraños sueños que la mantuvieròn
horas dormida, y cuando despertò la marea habia subido y sus dos piernas
habian desaparecido dando lugar a una nueva cola de sirena.
Su nueva cola era dorada y del color de aquel polvo brillante, color del oro.
Se sintiò diferente como màs madura, habia tenido su primera experiencia.
Deseaba salir de alli y se hecho a la mar, necesitaba calmar otra tormenta.
Y nadò mar adentro buscando aquellas aguas que le pedian calma.
En aquel viaje descubriò que tenia el poder transformarse en humana.
Que su cola podia cambiar de forma y de color, tenia todo una vida por
experimentar, y conocer que màs misterios le aguardaban.
Mientras tanto siguiò nadando y zambulliendose en aquel lecho salado
que era su hogar la mar salada, era su vida y era feliz siendo sirena.
Y siendo Azulina la diosa que calma las aguas.
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