A veces lo único que necesitas es un trago de cualquier botella que contenga alcohol que haya sobrado en alguno de esos fines de semana en los que sales para ahogar tus amores y tus errores. A veces lo único que necesitas es a alguien que deje ir trenes por quedarse a tu lado, acompañándote hasta el amanecer mientras te dice que eres lo mejor que le ha pasado. A veces lo único que necesitas es romper con todo lo impuesto, y coger las riendas de tu vida, porque a veces necesitamos sentirnos libres, aunque solo sea por una vez. A veces no necesitas que alguien te seque las lágrimas y te diga palabras de aliento y superación, sino que necesitas que alguien se acueste a tu lado y se ponga a llorar contigo mientras contamos estrellas. A veces lo único que se necesita es estar solo para apreciar la soledad, porque de ella también se aprende y te das cuenta de muchas cosas. A veces lo único que quieres es gritar a los cuatro vientos lo que de verdad sientes y piensas sobre algo o alguien, sin importar el qué dirán. A veces lo único que necesitas es a alguien que esté ahí para la caída, no para que te sujete para no caer, sino para que te ayude a levantarte. A veces las palabras sobran cuando una sonrisa sale en medio de un beso. A veces la gente no se da cuenta del daño que ocasiona yéndose sin dejar dirección de encuentro. A veces lo único que necesitas es encontrar a esa persona en la línea final, que te haya esperado todo el tiempo que estuviste corriendo o tropezando para llegar a ella.
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