EL RELOJ-UNA OBSESIÓN
Nunca supo de dónde le vino la idea. Pero estaba como incorporada a su cerebro.
Era como un retintín que se le repetía diariamente.
Creía firmemente en ello. Siempre que consultaba la hora, pensaba lo mismo; que su vida terminaría en el preciso momento que su reloj dejara de funcionar.
Por eso, lo cuidaba obsesivamente. Revisión, limpieza, control de exactitud.
No se le escapaba detalle. Mientras tanto, su vida transcurría por los carriles del aburrimiento, del hastío, del repetir rituales que se le habían convertido ya en costumbre.
Un día, de camino al trabajo, tuvo un accidente.
Fue atropellado mientras, distraído, cruzaba la calle. Y allí quedó tirado e inerme.
El juez y el forense que ordenaban el levantamiento del cadáver no tuvieron dudas en determinar la hora del deceso. Coincidía con la que marcaba el reloj que estaba detenido.
Como estaba previsto, habían fallecido juntos.
La obsesión había cumplido con sus elegidas víctimas.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales