Mision Athena. Cap 9. En busca de pruebas (1)

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El café en LV-200 era tan contundente como un buen directo a la mandíbula.

Esto pasaba porque en realidad lo que se bebía no era café. Al igual que el whisky, lo único que se podía consumir eran sucedáneos elaborados en el propio asteroide. De todas formas no importaba. Hacía una década, tanto como llevaba viviendo en ese asteroide, que John Allen no tomaba una taza de café auténtico que no era capaz de distinguir si lo que tomaba era un brebaje infecto o algo de verdadera calidad. En cualquier caso, el sucedáneo cumplía con su labor: Te despertaba.

-Sorpréndame, doctor Louis. ¿Qué datos tenemos?

El forense pareció hacer caso omiso a la pregunta del comisario y siguió concentrado mientras examinaba con detenimiento el cadáver.

El cuerpo, lívido, estaba tendido en una camilla de operaciones y perforado por una multitud de diminutas agujas que registraban datos y los transmitían a un sistema central. Cualquier persona normal se hubiera alejado lo más rápidamente posible de todos esos dardos punzantes, pero Allen estaba seguro de que los muertos no actúan como las personas normales y que salir corriendo no era algo que pudieran hacer los fiambres.

En una pantalla los datos recogidos se desplegaban de manera torrencial en una representación virtual del cuerpo inerte, facilitando la información que los patólogos consideraban interesante.

Para el comisario sin embargo, es información rara vez aportaban gran cosa. Imaginaba que tenía un largo día por delante, por lo que empezó a impacientarse.

-Y bien, Louis. ¿Me vas a dar algo de chicha sobre la que poder trabajar, o tengo que presentarme ante el comandante pidiéndole paciencia porque el forense se retrasa?

El forense miró con desaprobación a Allen. No se había afeitado y olía ligeramente a alcohol. Lo consideraba su amigo, sobre todo porque se conocían desde que el comisario había llegado a la Tierra y habían colaborado mucho juntos, pero aunque intentaba ser comprensivo con él no siempre estaba de acuerdo con él ni con la forma en cómo llevaba su vida.

Era muy temprano, pero no le cabía duda de que el comisario era muy capaz de haber comenzado la jornada bebiendo. Aunque claro, si él hubiese perdido una hija quizás también le daría a la botella. Se encogió de hombros, y a pesar de que no le gustaba que su amigo bebiese, decidió ser paciente y no replicar de mala manera a la amenaza del comisario.

Al fin y al cabo, pensó que Allen era un buen policía y, qué demonios, en ese maldito asteroide nunca era día, por lo que igual nunca era demasiado temprano para beber.

-Hacía mucho tiempo que no teníamos algo así entre las manos- le contestó mientras exploraba otra vez la incisión en la garganta-. La causa de la muerta es la asfixia, aunque si no hubiera sido esa, se habría ido al otro barrio igualmente al desangrarse.

Allen lo miró con cierto disgusto, la causa de la muerte era evidente, teniendo en cuenta los ojos fuera de las órbitas del muerto. No estaban avanzado mucho y él no había dormido suficiente para llevar bien cualquier pérdida de tiempo.

El forense notó la exasperación de su colega y carraspeó de forma nerviosa antes de continuar.

-Pero por supuesto esto ya lo sabes y no te estoy aportando nada nuevo. La fecha del deceso que vosotros determinasteis es básicamente correcta. Murió hace tres semanas. Extrañamente, y aquí viene lo novedoso, no puedo precisar más cuándo ocurrió. El cuerpo ha sido degradado ligeramente por un agente externo.

- Ya lo habíamos notado.-dijo con cierta desgana Allen- ¿Te importaría ser un poco más preciso? Necesito una pista sobre qué puede ser lo que causó eso.

-Eso es lo más desconcertante. No soy capaz de identificarlo. Es una especie de ácido al que le hubieran quitado parte de su poder corrosivo habitual. Parece que con el objetivo de lograr una ligera degradación y no una destrucción total de los tejidos. No he encontrado nada similar en la base de datos. Por lo que he analizado la estructura química del mismo y puedo decirte es que parece que tiene origen biológico.

Allen dio otro sorbo a su taza de insufrible sucedáneo de café. Paladeó y disfrutó de otro puñetazo de sabor intenso. Lo agradeció porque le ayudaba a concentrarse. No le gustaba en absoluto lo que acababa de oír. Un ácido de origen biológico.

- Dime Louis, ¿para qué piensas que utilizaron ese ácido?

- Sé para qué no lo utilizaron: para hacer desaparecer el cuerpo. Es una obviedad, pero es cierto. En realidad, hoy en día sigue siendo difícil deshacerse completamente de un cuerpo con ácido. Eso sólo se podría hacer con abundante ácido procedente de un Alien y ya sabes que eso es prácticamente imposible: la comercialización de ese tipo de ácido está penalizada con la pena de muerte. Además, es un material que está altamente controlado por los marines coloniales y es extremadamente difícil hacerse con la cantidad para hacer desaparecer un cuerpo humano. 

El comisario asintió. Una de las medidas que había tomado la Federación de Naciones Unidas cuando declaró que los Aliens eran una plaga, era la de prohibir cualquier tipo de explotación comercial que tuviera que ver con los xenoformos. Las penas por ello eran muy severas. Era una manera bastante eficaz de disuadir a los traficantes.

Sin embargo, Allen era consciente de que había una excepción a esa norma y era que la misión Athena tenía permiso para distribuir ácido Alien con fines científicos.

-Bien, ¿entonces que sugieres, Louis?

-Yo diría que el objetivo perseguido al usar este ácido es otro que el de deshacerse del cuerpo. Eso hubiese sido prácticamente imposible. Me atrevería a apostar que lo que quería el que le corto el cuello a éste era cubrir cualquier tipo de prueba. He comprobado que el ácido no sólo destruye tejidos, si no que también es muy eficaz para destruir pequeñas cantidades de ADN.

La afirmación del doctor Louis tenía sentido. No se había descubierto ningún tipo de prueba biológica en la escena del crimen, más allá de las propias del difunto. Y eso era algo sumamente extraño, teniendo en cuenta la capacidad tecnológica que tienen hoy en día los equipos forenses. Además, estaba descartado que alguien hubiese metido la pata, ya que él mismo había supervisado el procedimiento para levantar el cadáver.

- Supongo que no me puedes confirmar si hay similitudes entre el ácido utilizado y la sangre de los Aliens, ¿verdad, doctor?

Louis le miró como si estuviera compungido. Contestó lentamente, midiendo bien las palabras que utilizaba.

- Es tecnología bastante avanzada, la verdad. Sólo puedo confirmarte que podría existir cierto parecido, pero el que hemos encontrado en el muerto es sin lugar a dudas mucho más complejo. Si alguien me preguntara, diría que esto apesta a tecnología del Athena o de los marines. Pero no te lo puedo confirmar con rotundidad sin una muestra de sangre de un bicho de esos. Lo siento. Sí que te puedo confirmar que hay algo sobre este ácido, más bien sobre la forma en que ha sido utilizado, que me extraña especialmente: No se ha esparcido de forma homogénea en todas partes.

 


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