Película de ayer

Película de ayer

Y el momento en el que lo descubrí, fue quizás el momento más extraño. 87 años de mi vida haciéndome la misma pregunta, para que en tan solo algunos segundos, la respuesta llegase sencilla.

Recuerdo el momento de descubrirme, no como cuerpo sino como un alma, recuerdo que pasaba horas frente al espejo, intentando explicarme para qué y por qué, quería entender la razón de aquellos ojos, de la nariz que dibujaba una montaña en aquel pastel de flores. Necesitaba una verdad, o al menos algo que me acercase a ella. Era como querer vivir el final mientras era hora del presente.

No podía vivir en paz, me atormentaba la belleza del todo, el exceso de perfección, la coincidencia constante, la duda. Era un planeta redondo, tan grande como inexplicable,  un universo infinito, galaxias y otras cosas, cosas que solo vi en fotos. Todo parecía un cuento de niños, pintado con perfecta crayola de vida,  cada detalle  un milagro y cada milagro un misterio. Rabiaba por entender algo, mi mente era fuego  en sombras, se oscurecía mi razón, y el pozo se hacía más hondo. Los gigantes del cementerio llenaron de cal mi oreja, las estatuas de saliva desvanecían en colores, mis pies se brotaron de lágrimas y las uñas de sed.

 Extendí el brazo al enemigo y clave mi rostro en el estiércol. Abriendo mis ojos vi la verdad, la verdad menos esperada.

Con la llegada del final puedes  verte en el día a día, eres el nuevo espectador, tu vida no es más tu vida, pero pasa frente a tus ojos como una película que antes viste.