Soy Joaquín tengo sesenta y ocho años y esta es mi historia:
Rodeaba los diecinueve años, y recién termina el colegio. Ana . la conocí cuando termine la secundaria, éramos muy felices, todo era amor de jóvenes, ella quedo embarazada a la edad de dieciocho años, íbamos a ser padres, yo no tenía un trabajo seguro, pero decidí trabajar y esforzarme por él bebe que iba a nacer mi hijo, yo le prometí a Ana que no le iba a faltar nada ni a ella ni a mi hijo, iba darles todo.
Cuando Martin nació, no lo conocía, ni siquiera puede tener una foto de él. Ana se marchó casi a los nueve meses .fue un día cuando Llegue a cuartito que rentábamos, era muy pequeña, pero que podía satisfacer la llegada del bebe, yo haría todo lo posible para que el estuviera feliz.
Una carta escrita sobre la cama me hiso sentir asustado, temblé, me paralice por un momento que pasaría si lo leía- pensé- me vino muchos pensamientos a la mente lo abrí y sin imaginarlo decía:
Ya no puedo seguir contigo, yo no te quiero y nunca te quise, sabes muy bien que el embarazo no fue acordado, pero igual lo voy a tener. Te dejo para que seas libre, no tengas preocupaciones y mucho menos obligaciones a tu vida, y yo haré lo mismo. Cuando nazca el bebito te mandare una fotito de él, para que lo conozcas, no quiero que el nazca en un hogar sin amor, sin dinero, sin lujos. Quiero que el vea diferentes cosas que no vea la pobreza en donde vives, es por eso que me fui. En estos momentos estoy con otra persona que me acepto así embarazada y que me dará algunos lujos a mí y al bebito, y no te preocupes que cuando el bebito crezca le diré que tú eres su padre y que nos separamos. El crecerá en un lugar diferente al nuestro talvez estudiara y será un profesional. Solo te digo que no sufras y hagas locuras si no cuando crezca le diré que no exististe.
Firma Ana
Fue lo último que supe de ella, nunca recibí la foto del bebe, sufrí mucho, llore demasiado, hasta pensé quitarme a vida, pero Dios me dio fuerzas y me tomo en sus brazos.
Ahora que soy un anciano me pregunto cómo será él, si se parecerá a mí tal vez, que si algún día allá pensado quien es su verdadero padre o quizás siga engañado.
Solo le pido a Dios que cuando muera, y este en el cielo, lo lleve a él también ahí, así tener el orgullo de conocerlo quizás sin ningún sentimiento ya.
Como este rio que recorre muy deprisa con mucho furor, así sigue mi amor por ti mi hijito y sé que siempre estuviste acá en mi corazón, en mi mente y que desataste en mí una locura por conocerte sin ninguna respuesta.
Gracias por darme la ilusión de ser padre, quizás me hubiera gustado jugar contigo, enseñarte muchas cosas, demostrarte lo que es el mundo, pero el destino se mostró de una manera desastrosa en mí.
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