Graduación (segunda parte)

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...(Llevé a Ceci a una cabaña como regalo de regalo de graduación, bailamos, cenamos, nos besamos y nos transportamos a la cama...)

 

Terminamos de desnudarnos, le desabroché el escote solo para contemplar aún más belleza, sus senos firmes, redondos, mismo color que su piel, sus areolas oscuras sobre las cuales se asomaban unos pezones duros, erectos y bellos; eran más hermosos de lo que jamás hubiera imaginado. Lo que me esperaba debajo de su tanga era igualmente hermoso, su vagina depilada estéticamente la hacía lucir aún más bella, su tesoro rosado y carnoso, dulce y apasionado llamaba al placer, su olor y su sabor eran embriagantes al igual que ella.

Me tomó de la mano y me susurró al oído que la siguiera, me llevó hacia la regadera para que tomáramos un baño juntos, abrió el agua caliente y una vez que estuvo a la temperatura adecuada dejó que el agua recorriera su cuerpo. Detrás del cristal se ocultaba su hermoso cuerpo, el vapor del agua sólo me dejaba divisar la silueta de su cuerpo; así que entre a la regadera junto a ella, mis manos se movieron por todo su cuerpo dándole el mejor masaje del mundo, ella por su parte me besaba y entre cada gemido que emitía me decía que estaba agradecida por aquel día tan especial.

Salimos de la regadera, nos secamos y nuevamente contemplé su figura, tal vez para los demás no tenía un cuerpo espectacular ni los pechos más grandes pero para mí toda ella era espectacular, perfecta, no había nadie más ni podía pedir nada más. De nuevo la tomé entre mis brazos, la apreté fuertemente contra mi pecho y la llevé a la cama. Con ella recostada pude recorrer todo su cuerpo, mis manos se centraban en sus senos mientras mi boca viajaba entre su boca, su cuello, su abdomen, sus brazos, su entrepierna, sus muslos, sus piernas, me detuve en sus senos los comí a besos hasta que estuve satisfecho. Finalmente dejé lo mejor para el final, su vagina, la cual no demoré en besarla y acariciarla, su tesoro palpitante, su olor embriagante, su sabor seductor, su tacto suave, su calor abrasador… De pronto una horda de gemidos escaparon de su boca, seguidos de contorsiones y espasmos que hacían vibrar a la cama, que eventualmente culminaron en una vagina empapada y desbordante de placer causados por el orgasmo que le había provocado.

Me recosté en la cama y acto seguido Ceci se colocó sobre mí, me besó y se acomodó a la altura de mi pene, ávido de placer, y con su mano lo llevó hasta la entrada de su vagina, el simple roce de ambos me excitaba aún más y despertaba en mi la locura, me encontraba a su merced ya que le había entregado el control de la relación, y es que esa noche era de ella y lo que sucediera estaba totalmente en sus manos. No puedo describir la cara de Ceci ante aquella situación, ella estaba igual de excitada y no podía esperar más, de pronto sentí mi pene introduciéndose en su vagina, nuestros cuerpos se estaban fusionando en uno solo; su interior era tan maravilloso como su exterior, por dentro su pasión se manifestaba en el calor de su vagina y la humedad que la inundaba. Ella comenzó con movimientos suaves, entraba y salía, sus ojos se perdían en la habitación, sus pechos brincaban y se movían de un lado a otro con cada embestida, los ruidos de nuestros cuerpos al chocar se entremezclaban con los suspiros y gemidos que soltábamos del placer y con la canción que sonaba en la habitación, la favorita de Ceci, “A thousand years”.

La intensidad de las embestidas aumentaban a cada minuto, igualmente que el placer se disparaba por los cielos, el sonido del choque de cuerpos se elevaba con cada embestida, sus senos brincando mientras ella se montaba sobre mí me prendía aún más y más. Mi cuerpo luchaba contra la sensación que su vagina me provocaba, con cada embestida parecía que lo engullía cada vez más, sus paredes que al tacto estaban ardiendo aprisionaban mi pene estrujándolo con fuerza. Toda aquella combinación hacía que estuviera a punto de estallar, no podía retrasar más tiempo mi corrida, la besé y le dije que estaba a punto de venirme y ella quería que mi semen la bañara por dentro así que aumentó la velocidad e intensidad de las embestidas al máximo, en mi mente pude sentir como todo se nublaba y sólo la vislumbraba a ella así que me entregué 100% a ella y me corrí. Mi semen salió a inundar el interior de su vagina, al mismo tiempo las contracciones en su interior aumentaban todavía más y la temperatura de su vagina se elevaba apretando fuertemente mi pene cuando de repente pude sentir su segundo orgasmo acompañado de un largo e intenso grito. Este orgasmo no se comparaba en nada con el anterior, en su interior un río de placer se desbordaba mientras nuestros fluidos se fusionaban en uno solo.

Me levanté, acomodé su pelo que caía sobre sus senos, acaricié su mejilla con la palma de mi mano y nos fundimos en un beso sin fin. Finalmente le susurré: Te amo Ceci…


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