Cuando me despierto cojo el móvil, abro el chat y... No están tus buenos días. Que desilusión. -Aún no se habrá despertado- intento convencerme a mi mismo sabiendo que es poco probable por las horas que son ya, más bien imposible. Te escribo yo -Buenos días- ya hace tiempo que dejé de añadir princesa, ya bastante idiota me siento.
Abro Facebook, y ahí se me cae el mundo, veo que tu última conexión es de hace treintaidos minutos, uffff, que palo, y me vuelvo a sentir idiota, por haberme hecho ilusiones, ¡Si ya lo sabía!
Yo todos los días te doy los buenos días desde la cama, eres mi primer pensamiento, no lo puedo evitar y tú no has tenido diez segundos para escribirme dos palabras pero si para entrar en el Face. Duele. Sabiendo que me gusta encontrar tus buenos días al despertar, como antes, te lo he dicho tantas veces... Que me da el bajón si no están y hoy que es sábado soy tan tonto que los esperaba. Ahora encima estoy cabreado ¿Cómo puedo ser tan idiota?
No sé, tal vez dos palabras es pedirte demasiado. Tal vez ya no te apetezca decírmelas. Tal vez no deberíamos decírnoslas más.
Alguien me ha dicho que la felicidad depende de uno mismo y no hay que esperar nada de los demás. Ojalá fuera tan fácil.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales