Enséñeme

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
58462 visitas

Marcar como relato favorito

Era el profesor más simpático de la facultad, afortunadamente quedé en su clase a pesar de mis notas. Nunca fui una niña muy estudiosa pero en sus clases ponía atención, todo lo que decía me parecía tan interesante y compartía varias de sus visiones de vida, además del echo de que era bastante atractivo a mi parecer y al de todas mis compañeras, sin embargo él siempre nos dejaba en claro que estaba casado y que tenía hijos a través de ejemplos durante la clase.

Estudiar, estudiar y estudiar, y la fecha del primer certamen llegó, lo leí y curiosamente me sabía todas las respuestas o al menos eso pensé. Cuando lo entregaron vi mi nota y era un 1.0 de una escala del 1.0 al 7.0, el profesor dijo que cualquier duda se las preguntáramos al final de la clase. Luego al terminar la clase todos se habían ido y yo me acerqué al profesor para preguntarle y me dijo que tenía la hoja respuestas en su casa y que si quería podía acompañarlo para que la revisáramos a lo que respondí que sí, estaba tan enojada por aquella nota que lo dije sin pensarlo, yo sólo quería que me arreglara esa nota.

Cuando estábamos a punto de llegar me dijo - Tengo que contarte un secreto antes de que entres, pero debes prometer no contárselo a nadie- a lo que accedí bastante asustada. -Yo no estoy casado, ni tengo hijos, la verdad soy soltero y vivo solo, dije eso para que las alumnas me dejaran tranquilo, tuve algunos problemas con cursos anteriores y por eso he inventado tal cosa- Dicho eso seguimos camino a su casa, era una casa hermosa de madera en medio del campo, por dentro era muy rustica y tenía un estante lleno de libros.

-Siéntete como en tu casa- Me dijo y fue a buscar a su habitación la hoja de respuestas, mientras yo curiosa admiraba el estante de 2 metros de alto lleno de libros cuando en lo alto veo algo interesante y me estiro para alcanzarlo pero sin éxito, cuando escucho una voz detrás de mi. -Si quieres algo tienes que pedirlo- justo al lado de mi oreja y a mis espaldas sentí su dorso estirarse para alcanzar el libro y ponerlo frente a mí, en cuanto me voltee para agradecerle quedamos frente a frente a milímetros de un beso, cuando dice. -Lo siento, pero no resisto más- me toma por la cintura quedando frente a él y me empuja contra el estante con un apasionado beso y sin pensarlo dos veces enredo mis brazos en su cuello, acariciando su cabello, luego él sube mis piernas a su cintura y mientras nos besamos me lleva a su habitación para finalmente tirarme en la cama.

Comienza a quitarse la ropa, su sweater que lo despeina dejándolo con un aspecto totalmente sexy, y yo me siento en el borde de la cama para desabrocharle el pantalón, ahí estaba él duro y erecto, ya no podía más, me saque la ropa rápidamente quedando totalmente desnuda me tumbé en la cama y abrí mis piernas, estaba cada vez más húmeda. Primero sus dedos masajeándome, para luego besarme, aquellos besos me hacían gemir tan dulcemente y se escapaban de mi boca sin permiso, que cada vez que sus labios me rozaban aunque quisiera cerrar mi boca, ésta se abría para emitir los quejidos que nos excitaban cada vez más, justo antes de correrme, él comenzó a subir por mi cuerpo con sus besos, mientras yo estaba casi suplicándole que entrara porque estaba ya apunto de explotar en placer.

-Dime lo que quieres- Me susurro en el oído y continuo besándome el cuello suavemente.

-A-Adentro... Por favor- Dije tímidamente y podía sentir como mi cara estaba ruborizándose cada vez más, hasta que él me miró a los ojos y me dijo -Ok- con una sonrisa lasciva, completamente irresistible, atrás dejó al profesor medianamente serio y muy simpático, para dar paso a una faceta de hombre sexy que nunca antes había notado en él. Me encanta cada una de sus delicadas caricias y entonces comenzó a embestirme suave y delicadamente para luego aumentar el ritmo, mientras yo lo seguía con el movimiento de mis caderas, cada vez más rápido y más fuerte, y jadeando cada vez más, con su respiración en mi cuello tratando de calmar las ansias con besos para llegar finalmente al orgasmo y sentí cómo se derramaba en mi interior, él salió de mi y ambos quedamos acostados en la cama, él me abrazó y yo me acurruque en sus brazos hasta quedarme dormida.

Al despertar estaba sola en la cama y sobre la almohada estaba mi prueba con un 7.0, cuando la estaba viendo él apareció en el umbral de puerta, se apoyó sobre éste y dijo - Ups creo que me había equivocado en la nota, lo siento- Y sonrió.


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed