Al amanecer

Todavía no ha amanecido y aquí estoy sentada en el salón, fumando un cigarro, se supone que lo había dejado... Pues ya van tres seguidos.

Apenas he dormido esta noche, tus últimas palabras no me dejan, no las que dijiste, sino las que faltaron. Lo de no poder dormir ya se está convirtiendo en una costumbre, como el desasogiego que llevo dentro y las palpitaciones que noto golpeándome con fuerza y apretándome la garganta casi ahogándome. Esto no puede seguir así, no puedo seguir así. Me matará antes que el tabaco.

Hoy voy a hacerte una pregunta y su respuesta puede cambiar mi vida. Y la tuya, aunque seguro que no tanto.  La respuesta es fácil, o es si o es no. El problema es el de siempre: Nunca eres claro, que si piensa lo que quieras, que si le das demasiada importancia a ciertas cosas...  La consecuencia también es la de siempre: Me quedo peor que estaba, sigo sin poder dormir, y con un caos en mi interior.

Creo saber la respuesta correcta, espero que seas sincero, es la que más miedo me da, la que cambiaría mi vida, pero estoy decidida.

Pronto lo sabré, enseguida va a amanecer.

Recuerda que cuando más oscuro está es justo antes del amanecer.