La chica del vestido rosa, tan viva y lunática, la chica de la falda de colores, la de pelo largo y sin cepillar, la de ojos grandes, la chica inocente, aquella de la sonrísa, ella, ella misma...
Sumergida quizás en bocas y en intenciones, atrapada por sus ganas, pensante, ladrona, aquella que sin mirar sabía, de arriba hablaba, de otro mundo, aquel que sólo ella conocía...
Sin hablar mucho su presencia era notable, era importante, ella estaba ahí con otros.. pero era ella... Por lo tanto era visible. Sin querer, queriendolo de todas maneras, se vió en algo confuso y manipulado, no era ella, no era la misma, todos menos ella lo reconocía.
Qué paso? acaso no se tomó bien su trago de experiencia? qué fue lo que marcó? Ella o su vida? quién? porqué? Nadie entendía, ella menos.
Su luz era al fin lo que siempre debió ser, ahora estando libre, era libre, era joven, era la flor de ella misma, era su alimento, era su cuna, era su manjar... ella misma... sin que nadie se mantuviese.
La chica de espíritu valiente y juvenil...
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