El deseo cumplido VIII

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De vuelta en la cama ella acaricia mi espalda. ¿Dormís? No. ¿Cómo estás? Raro. Te entiendo, yo también, dice ella. Pero bien que te gustó, replico. ¿A vos no? … ¿A vos no? Me pregunta. Sí, pero no anduve detrás de él babeándome, le reprocho. ¿Qué decís? No me vengas ahora con una escenita de celos porque no te la voy a bancar. Decidimos hacerlo juntos justamente para que no hubiera engaño. Y lo hicimos y gozamos los dos. Punto. Estabas desatada. Basta Ale, cortala. Pero lo que me molestó es que te pusieras cariñosa. ¿Qué decís? Eso, que una cosa es el sexo y otra que le pongas onda de cariño. Ahhh, no lo puedo creer. Te hubieras visto sacándole el forro y limpiándole la pija con una toallita. Callate, callate, callate. Tiene razón, lo sé. El enojo es conmigo mismo, y no hay motivo. Se lo digo. Tenés razón, pero me cuesta hacerme cargo de que nos cogió. Nos lo cogimos, Ale, míralo así. O mejor, nos cogimos los tres. ¿Y cómo sigue? Le pregunto. No sigue, ya está, estas cosas son así. Es sexo casual, calenturas. Me besa. Amor, amor, como te quiero. Nos abrazamos, la trepo y se la pongo. Nos estamos moviendo un ratito mientras nos besamos, lamemos y acariciamos. A ver esa lechita que tenés ahí desde hoy, dámela. Apuro el ritmo, pero no viene. Me muevo mirándola a los ojos. ¿Te gustó? ¿Qué? Como te cogió. Ella no contesta. ¿Te gustó? ¿Te gustó? ¿Te gustó? Siii, me gustó. Me gustó. ¿Coge mejor que yo? ¡Basta! Me arde. ¿Te coge mejor que yo? No sé, terminala. ¿Te coge mejor? ¿Querés saber? Sí. Es bueno cogiendo y me hizo gozar como una yegua. Pero lo que más me gustó es que vos estuvieras ahí. Que lo cogiéramos los dos, eso me recalentó. Que te hiciera el culito, que le chuparas la pija, que te hiciera la pija con su pija, y todo lo que me hizo a mí, que me cogiera de parado, que me revolcara, que acabara conmigo, que me volviera a coger  descubriendo todo lo que me gusta, que gozáramos un polvo bien largo haciéndome desear como una loca, y cómo me entiende y me sigue, y me marca, maravilloso. ¿Qué es lo que más te calienta de él? Le pregunto mientras siento el morbo empujando mi leche. Que sea tan lindo, tan lindo. Eso es lo que más me calienta, que está refuerte… Lo veo y me mojo. Dice y se calienta, y aprieta los muslos, pendejo lindo, y qué bien coge. Vamos, amor, dame. La cojo con furia y siento que algo me viene desde muy atrás, como un fueguito intenso y corto que se vuelca haciéndome temblar las piernas mientras le digo putita, putita, putita, hasta que me derrumbo. Antes de dormirme le escucho decir, te amo.


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