Y ahí estaba yo, en el baño de la universidad, esperando a esa chica con la que tanto había soñado y que tanto me había costado conseguir.
Ella entró rápidamente y los dos nos miramos en medio de un silencio incómodo. Yo decidí dar el primer paso y la besé suavemente como pidiendo permiso para profundizar, ella respondió y yo intensifiqué el beso hasta que tuvimos que separarnos por falta de aire. Busqué su cuello y comencé a besarlo, apreciando su maravilloso olor. Ella soltó un pequeño gemido cuando mis manos apretaron su trasero para luego levantarla. Ella respondió rodeando mi cintura con sus piernas y yo procedí a devorar sus pechos como si no hubiera mañana.
Saqué mi pene como bien pude e hice a un lado su ropa interior. La besé aún mas profundo mientras mi miembro acariciaba su entrada. Intenté introducirme en ella pero me di cuenta de que estaba demasiado cerrada. Ella me había dicho que no era virgen!!, pero, ¿ y si lo fuera ? .. Me aparté un poco para apreciar su expresión de excitación y miedo, y fue ahí donde me di cuenta de que ella me había mentido diciéndome que ya lo había hecho. Mi corazón dio un vuelco y empezó a galopar desenfrenado, ante la idea de que sería el primero en su vida.
La besé, pero esta vez con ternura y cariño, logrando que se relajara para así empezar a introducir mi miembro poco a poco en su apretada feminidad. Cuando estuvo todo dentro, ella se apretó a mi, y después de unos segundos, me pidió que siguiera.
Empecé a moverme de espacio, pero sabía que al final, terminaría desesperándome y acelerando a un ritmo esquizofrénico. Quería estar así para siempre, pero no pude más cuando sentí que su apretada vagina se ceñía con fuerza a mi pene, haciéndome explotar de placer junto con ella.
Fue entonces cuando me desperté y me di cuenta de que tendría que lavar las sábanas otra vez.
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