Mi primer trabajo

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Me hicieron esperar como una hora, ya estaba decidido a dejarlo todo y que se valla a la mierda, era mi primera entrevista laboral y estaba muy feliz y por qué no ansioso. Nos hicieron pasar por un tumultuoso pasadizo, éramos una manada de jóvenes con los ánimos dispuesto a darlo todo y también a hacer explotados, nos llevaron a un mediano comedor algo oxigenado de pura hipocresía y burla, las asistentas eran dos, una era una gorda mofletuda pero dispuesta a hacerse la amable, la otra era una esmirriada señorita, unos anteojos que dilucidaba venganza, y con un vocabulario exaltador, me ubique al costado de un chico, algo cochino mal vestido, con una barba desopilante y con los zapatos manchados de barro. Me sentía un gran cojudo sentado en frente de muchos aspirantes a la tortura.- Maldita sea mi pobreza dije porque habré nacido, porque mi papá no uso condón -dije en mente-

Estar con esta gente de mal vivir, o quizá ni siquiera terminaban la secundaria y ya eran padres y tenían que buscárselas para alimentarlos, no quería intercambiar palabra alguna con nadie, mucho menos con una chica algo olvidada por los maquillajes o quizás el peine, en realidad porque estaba muy descuidada, cada vez que me observaba me imaginaba que decía en mente- afuera te espero chiquito, que buenos labios tienes, de donde eres- no…no… borre todo pensamiento surgido y trate de ya no mirarla. Cada quien pasaba una entrevista, éramos como cincuenta y los mejores tontitos serían elegidos para su lucro y obstinado manejo.

Imaginaba yo a un jefe de alto vuelo, con un estilo impecable y que escuchara mis repuestas, de porque quería el trabajo, pero no fue así. Llego mi turno me levante Salí de ese mugriento comedor infestado por muchachos y llegue a la oficina, y hay estaba él… un hijueputa, un hombre chato, con un cuerpo olvidado, con los cabellos revueltos por el sudor y - me dijo- siéntese por favor muchachito, echo un vistazo a mi hoja de vida, yo era un huevoncito que recién salía del nido de mamá, recién era un mancebo. ¡Pero muchacho no tienes mucha experiencia, acá necesitamos a gente de buena calidad con algo de experiencia- me dijo- no savia que decir, me ruborice, no supe a donde mirar, mi boca no se despegaba, mi saliva había secado, enmudecí, sentía ganas de decirle, oe conchetumadre cholo con plata, me has hecho esperar más de una hora para que me digas que todavía soy un huevon y que no puedo tener un trabajo, no te recuerdas cuando eras muerto de hambre, y tomabas sopas de papa en tu tierra, aborigena de mierda. No… no… que pensaba que iba hacer me botarían a patadas de aquí perdóneme distinguido caballero por lo que pensé, iba a decírselo pero no.

Entonces el rompió el silencio y me dijo muchacho lo siento, pero necesitamos a gente capacitada tal vez más adelante podrías incorporarte- me lo dijo- con una sonrisa hipócrita y burlona, como diciéndome anda primero aprende a limpiarte el poto y luego vienes chiquillo huevon. Me levante del asiento, me dolían las nalgas de tan ajustadas que estaban, de lo furioso que me puse, él me estrecho la mano en son de despedirse, yo no savia si dárselo o no, tenía que dárselo si no quedaría como un inculto, un gallofero, le devolví el saludo de despedida, y en mente -dije -otro día no jueguen con mis sentimientos cabrones conchesusmadres.  


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