MEDIO PIRUCHO
Uno nace o se hace?...Qué sé yo, la verdad quisiera que me la expliquen, pero me parece que ni los hombres sabios la tienen clara. Por eso me enbroncan los tilingos que compran frases hechas. Vos te crees que las mastican ?..No, les parecen inteligentes, ocurrentes, transgresoras o lo que sea, y las repiten, para parecer eso que les pareció a ellos. Son anoréxicos mentales. Monos parlantes, eso son. Y cada vez abundan más. Esto viene a lo que me preguntaba. Uno nace o se hace ?...Porque muchos descubrieron, y lo repiten en cuanta ocasión se les presenta que "ningún pibe nace malo", y que querés que te diga, no sé. Lo que te puedo decir es que yo era un guacho jodido, no malo, malo, pero medio loquíto. En mi pueblo eramos dos los Neco y sabés como nos diferenciaban ?...El normal y el pirúcho, el segundo era yo. No porque no razonara, sino porque hacía cosas que no eran muy normales que digamos. El que más sufría las consecuencias de mis actos era el Quito, uno de los tantos primos que tenía, pobre Quito no sé como sobrevivió, El padre tenía panadería en el terreno tenía una montaña de leña para el horno, entonces hicimos un túnel sacando troncos hasta la base, yo salí, lo taponé con leña y me fui, él quedó gritando en el fondo hasta que lo rescataron. A mi me encontraron tres días después en la tapera del ex quilombo de Cucci, alimentandome con pichones de lechuza.asados Lo peor es que él no escarmentaba y seguía mis delirios aun a costa de su propia vida . Otro dislate era matar pájaros y gatos y darles cristiana sepultura, para que con el paso del tiempo se convirtieran en petroleo, o pasarme días enteros cavando pozos para atravesar la tierra y salir en China. Estos y un montón de otros hechos me diagnosticaba un perfil medio desequilibrado. Lo que se decía de mi, lejos de molestarme me divertía, razón por la cual no ocultaba mis actos, por lo contrario los divulgaba entre mis amigos a sabiendas de que ellos se encargarían de difundirlos exageradamente. - Sabés lo que hizo el Pirucho ?... iban a decir y se cagarían de risa.
Me había hecho amigo de una cuadrilla de viejos indios, de la India, esos de turbante y barba blanca, que habían traído los ingleses para trabajar en las vías y quedaron ahí, en unas casillas de maderas fieles a sus costumbres, sin integrarse con la gente del pueblo pero afables y respetuosos. Para nosotros tenían un halo de misterio y fantasía, asociada a los cuentos de Las mil y una noche, Todos creíamos que tenían alfombras voladoras y la lampara de Aladino, Yo prestaba especial atención en su idioma, me aprendía sus palabras, y dueño de un nutrido vocabulario, me divertía en provocar a los paisanos con discursos incoherentes, que aumentaban mi prestigio. Por las noches, en esas noches blancas, cuando el silencio se adueñaba de las calles de tierra, me escapaba de casa, caminaba por ellas. Sabía que a mis pasos se uniría mi perro Chirolita,. y los dos, vagabundos, mirando las estrellas, seriamos los reyes de ese pueblo pequeño, centinelas alertas, custodios de sus sueños. Y al terminar la ronda, antes que amaneciera, mi cabeza de loco apoyaba en la almohada y ella me llamaba por mi nombre..
Neco Perata
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