Inesperado (II).

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Me revolví una vez más en la cama. No podía parar de pensar en Ed y en lo que había sucedido anoche. Otra descarga volvió a recorrer mi cuerpo al recordarlo tan cerca de mi.

Me levanté de la cama rápidamente y me duché. Me puse una falda a mitad de los muslos y una blusa vaporosa. Estaba decidido!, esa mañana descubriría lo que realmente me pasaba con él. Caminé apresurada para llegar a la universidad, era sábado, por lo que sabía que Ed estaría allí haciendo ejercicio como siempre y que no habrían muchas personas al rededor. Entré a los vestidores de hombres por la puerta de atrás.. Estos eran muy distintos a los de las chicas, pues aquí las duchas estaban todas juntas y no había forma de tener privacidad.

Escuché que alguien se acercaba así que me metí en un casillero y lo dejé un poco abierto para ver quién era. Entraron Ed y un amigo suyo, el cual recogió sus cosas y se fue, dejándolo solo.

Ed se quitó la camiseta dejando ver su torso sudado y sus músculos hinchados por el ejercicio, se quedó sentado un rato como pensativo y luego prosiguió a quitarse los pantalones.

Oh Dios mio!, fue lo único que pensé al ver su descomunal erección. El miró su miembro y dijo:

- Las cosas que haces, princesa -

¿Princesa?, acaso le llamaba así a otra mujer? (¿pero qué estoy pensando?)

Él se metió debajo del agua y empezó a enjabonarse. Sentí como si me faltaba el aire cuando lo vi masajearse el miembro.. de arriba a abajo.. su cabeza brillosa..

Sin darme cuenta, había empezado a masturbarme dentro del casillero y era muy tarde como para dejarlo. Mis dedos se movían con agilidad… dentro... fuera, mientras me acariciaba una teta con la otra mano. De un momento a otro Ed abrió la puerta del casillero y yo me quedé paralizada (mierda!).

- Estoy seguro de que no pude haberme encontrado con mejor escena. -

Dijo riendo mientras se arrodillaba delante de mi. Yo no dije nada y él procedió. Sacó mis dedos de mi vagina y los chupó.. yo pensé que me derretiría.

- Siempre me pregunté a que sabrías. -

Luego se acercó y me besó, yo le correspondí metiendo mis manos en su pelo mojado. En su beso habían ganas.. deseo.. y yo se lo devolvía con la misma intensidad. El bajó hacia mis senos y me mordió un pezón erecto por encima de la ropa. Yo tiré de su pelo sin querer y el levanto la mirada para brindarme la sonrisa más maliciosa que pudo poner.

- Solo te falta gritar mi nombre, hermosa.-

Se deshizo de mis pantis y posó sus labios en mi clítoris. Yo me revolví ansiosa y el prosiguió. Movía su lengua con una destreza increíble haciéndome subir al cielo. Cada vez que estada a punto de tener un orgasmo el se apartaba, me miraba, y después seguía, manteniéndome así a punto de explotar.

- Ed, por favor, ya no puedo mas. -

Dije casi sin habla.

- Y qué es lo que quieres?. -

Preguntó sin separar su boca de mi sexo.

- Yo.. yo..-

Me detuve al sentir su lengua nuevamente.

- Vamos.. dime lo que quieres que haga. -

Dijo sin dejar de acariciarme.

- Quiero tenerte dentro de mi... quiero sentirte... que te vengas para mi.. -

Las palabras salieron de mi boca casi sin permiso.

El levantó el rostro y me sonrió.

- No te imaginas cuando he esperado para oír eso.-

Me ayudó a levantarme y me puso contra un casillero. Yo levanté bien mi trasero, mientras se me hacía agua la boca anticipándome a lo que vendría después. Él puso su pene duro y palpitante entre mis piernas, sin introducirse en mi vagina y comenzó a moverse.

- Oh Dios hazlo... ya.. por favor.. -

Entonces se alejó y rió. Yo me dí la vuelta para verlo y él dijo:

- Sabes.. me acordé de el tiempo que has estado evitándome y se me quitaron las ganas de hacerlo. -

Miró mi expresión de aturdimiento y volvió a reír.

- Yo.. lo siento.. -

Me disculpé.

- Yo lo siento más hermosa, tengo tantas ganas de morder tus pezones mientras me muevo entre tus piernas a un ritmo capaz de volverte loca. -

Volví a sentir como mi entre pierna se empapaba al escuchar sus palabras..

Él prosiguió.

- Pero ya se me quitaron las ganas. -

(Cosa irónica porque su pene parecía capaz de hacer un hueco en la pared).

Yo no dije nada, el se vistió y se fue dejándome sola en las duchas..

Estaba claro, su venganza sería volverme loca.. pero al menos me había dado cuenta de cual era el nombre que le pondría al protagonista de mis fantasías..

Continuará...


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