Denunciar relato
Ya no le quedaba nada, ni tan siquiera un pasado. Se cerró la puerta metálica a sus espaldas. La inocencia infantil, se esfumó súbitamente antes de cumplir los once. El cielo mostraba una tela azul sin imperfecciones ni rasgaduras. Su juventud, le parecía una vetusta estación de tren abandonada, que permanecía en el recuerdo de los que, alguna vez, fumaron un cigarrillo en sus andenes entre el intercambio de viajeros y maletas. Se encaramó apagado y sereno a la cornisa. Su primer amor se desvaneció, sin llegar a serlo, convirtiéndose en el último. Su futuro esperaba en el abismo
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