Denunciar relato
Así, solo, me encontré, grito sin eco,
tras la mentira de ruidos y silencios,
ante aquella eternidad de húmedos truenos.
El tiempo, desgranado en los arenales,
arrebatado por la brisa de siglos,
se hizo omnipresente en invisibles mares.
Y una santidad hecha calma infinita,
cimiento de todos los cielos y avernos
del más profundo vacío se nutría
De ese modo, prendido por aquel vértigo,
siendo tan solo un trozo de muerte herida,
me supe hecho de la nada de aquel reino
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