Que alguien me traiga un whisky
Bueno, creo que ya puedo dejar de disimular. Todos creen que he muerto, que era lo que me interesaba, especialmente de mis acreedores. Ahora deben ser ellos los que estén muertos, así que ya puedo volver.
Espero que guarden mi habitación en el hotel, dejé un billete de un dólar escondido en la cisterna del retrete. Intentaré encontrarlo, es todo mi capital. Eso si logro encontrar el hotel, con lo que ha cambiado la ciudad. ¡Caramba, cuántos automóviles! ¡Y qué deprisa van, deben llegar tarde a algún sitio! Creo que era por aquí, recuerdo este restaurante, aunque ahora tiene una especie de 'M' gigante encima, y el olor que sale de él es nauseabundo. Creo que ha mejorado, tengo que probarlo.
Vaya, aquí estaba el hotel. Ahora hay una pista de baloncesto llena de muchachos de color. Creo que me han visto, uno de ellos se me acerca. Qué aspecto tan raro, lleva más collares y pulseras que mis tres ex mujeres juntas. Será mejor que salga por piernas. Iré a casa de Miss Dumont, espero que haya olvidado el pequeño incidente entre mi puro y su vestido de seda...
253 de la Avenida 55, es aquí. Menos mal, el edificio está igual que lo recordaba. Pero la puerta no se abre, y el portero no me oye cuando llamo con los nudillos. Pulsaré uno de estos botones tan raros que hay junto a la puerta.
-¿Diga?
-¿Miss Dumont? ¡He vuelto, querida!
-¡Lárguese, borracho!
¡Vaya genio!
(Continuará...)
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