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Imaginadla a ella, tan bella, tan simpática,
Arrancando ojos, quebrando médulas.
Moldeando muñecos de belleza estática.
Imaginadla ciñéndonos en recia arpillera
Que al tiempo cede su consistencia
Que a una paz infinita, ausente, se vuelve lasa.
Imaginadla por un instante, por un segundo,
Imaginad todo su dolor, su alivio, su alegría,
Y luego, por y para siempre, olvidadla.
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