El deseo arde en el trío II

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MI TURNO. Y sí. Si ella está tan caliente con él y no lo disimula ni un poco ¿por qué yo me voy a quedar atrás? Me quito el short, me pongo de pie y avanzo sobre Martín. Me arrodillo y empiezo a acariciarle los pies. Los lamo. Subo y voy por sus muslos, la ingle, los huevos, apoyo la lengua en el tronco y lo recorro de ida y vuelta. Luego jugueteo con el glande. ¿Te gusta? Sí. Yo te voy a sacar la leche, divino. Y me la meto en la boca y succiono. Así putito, así, me dice. Y de repente me levanta de los pelos, me aupa por las nalgas tal como lo hizo con ella y yo le digo ¿me vas a coger? Claro que te voy a coger. Me encantás Ale, y siento que me moja el ojete con dos dedos ensalivados. Y ahora que sé qué es lo que viene, me preparo relajándome. La siento entrar, duele un poco, menos que la primera vez. Martín me lame la oreja y me habla. Tranqui, me dice, tranqui que va bien. La calza y empuja y siento que se me abre la cola, el dolor hace que mi pija se baje, pero un nuevo empellón hace que la de él entre y ahí afloja el dolor. Ay, Martín, ya está adentro. Si Ale, la tengo toda dentro tuyo y me encanta. Cogeme, divino, cogeme, dame tu lechita. Si, Ale, la lechita es para vos, dice y me sube y baja. Como me calentás, Ale. Qué lindo es cogerte. Dame si te gusta, dame, dame fuerte. Y Martín me empija y apoya mi espalda sobre el sillón, se acomoda y así queda arriba de mí cogiéndome y frotándome la pija, ya bien dura, con su cuerpo. Y me besa, me lame, me coge y me dice, me voy ¿llegás? Sí, divino, si tengo la leche ahí. Y me da un par de pijazos y me frota y enloquecido diciéndome al oído, Ale, Ale, Ale, me voy, Ale, y vibra y su voz se enronquece, Ale, Ale y sacude rápido su cadera y me llena la cola de pija, de leche y mi leche sale en chorritos y se vuelca tibia sobre mi pansa mientras él me pajea fuerte contra su cuerpo, Martín, divino, Martín qué lindo cogés. Y pega dos pijazos que me hacen temblar y con la sacudida brama fuerte y yo siento brotar las últimas gotas de leche que me quedaban y el placer final es como un fueguito que me recorre la pija. La saca despacio, me besa y se echa en la alfombra a mis pies. Silencio.      


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