Qué adorable resultaste ser.

Entraste en mi vida y ocupaste rápidamente un espacioso lugar, todo para ti y tus berrinches; tus caprichos que ni siquiera Dios comprende. Entraste e hiciste estragos, me dijiste cosas muy profundas que estaban atadas a tu mentira, a tu imbécil visión de la vida y la realidad.

Entraste en mi vida para así tener un motivo más con el que lidiar. Yo, mientras observaba mi vida hundirse en su propia mierda, te di ese espacio y te comprendí como nadie. También espanté los demonios que te acosaron toda la vida pero tú.. Tu solo deseas más y más, como el vicio de un maldito fumador, y lo más terrible es que dentro de tu submundo indescifrable, constituyes una esencia adorable y adictiva casi imposible de ignorar... ¿De verdad vales lo que tus ojos dicen?

Eres una depredadora de almas sin saberlo. Lo eres porque tú no tienes ninguna y sabes.. Oh, sí que sabes lo mucho que valen.

¿Pero quién te lo puede decir? ¿A quién le darías la razón?

Eres la prueba viviente de que un buen corazón jamás será más grande que un rostro bello.

Te diré lo que no eres:

No eres justa, ya que pretendes recibir mucho, mucho más de lo que imaginas dar. No importa cuán grande sean mis muestras de amor, tú siempre vas a elegir al idiota de bello rostro, quien de hecho, no deja de mencionar todo el repudio que siente hacia ti. Pero claro, tu solo escuchas lo que quieres escuchar.

No eres astuta, porque afirmas luchar para conseguir algo que no existe. Quieres el amor de alguien que solo puede odiarte.

Tampoco eres quien dices ser. No ves realmente lo que alguien se dispone a hacer por ti, para ti...

¿Pero quién soy yo para juzgarte cuando mi vida y mi esencia son peores? ¿Cómo me atrevo a criticarte siendo yo quien se oculta?

Ambos somos escoria, aun así, siendo lo mismo, no quieres aceptarme, porque un rostro bello siempre será más que un buen corazón.