Él sabía que todo había acabado, pero realmente se negaba a comprenderlo del todo, pues aun conservaba la fugaz esperanza de reconstruir su marchito imperio en ruinas. Era demasiado duro para alguien cuya megalomanía no conocía límites, rendirse ante el invasor y mostrarse agradecido por permitirle vivir, cubierto por siempre bajo su sombra implacable, siendo un simple paria en su propio antiguo imperio, besando el suelo que antes había pisado implacable y lamentando lo que él mismo había hecho lamentar a otros antes.
No obstante, el conquistador no tenía pretensiones con respecto al gobierno de aquel imperio, tan solo se apropió de unas cuentas joyas y disfrutó ante la idea de no tener que temer más al anciano emperador, dominar un mundo de sombras no era su estilo, era preferible que aquel envejecido y demente tirano siguiese tomando las riendas de aquel gris mundo, pues su castigo sería seguir gobernando su vasto imperio gracias a la piedad de otro y no por su desmedida valía.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales