Denunciar relato
Derrotado y al borde del colapso rehusó rendirse y vociferó indignado:
¡Rindiéndome tan solo degrado los sueños de mis amigos!
A partir de aquel momento ya no sintió nada más, pues le habían arrebatado la vida por anteponer la existencia de los demás a la suya.
Nadie fue a su funeral, pues este no tuvo lugar, ya que su cadáver desapareció y nunca nadie logró encontrarlo. Él sabía lo que sucedería si no se rendía, pero prefirió ser condenado al olvido antes que tener que asistir a los funerales de las personas a las que quería.
Incluso sus enemigos se sintieron conmovidos por su carácter altruista, a pesar de haberse deshecho del cadáver, lo cual pesaría sobre sus marchitas conciencias, no siendo borrado el crimen de sus mentes.
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