El amante de la amante (Parte IV)

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mantis religiosa, que va a ser devorado por su hembra, tiemblo. Fernanda se ha dado cuenta de que estoy nervioso, me besa, me acaricia la cara y la cabeza.

.- Pelo pincho, relájate.

.- ¡Si! ya me relajo Fernanda, impones mucho, eres muy bonita.

.- Tranquilo, tú déjame que yo juegue.

Fernanda me besa en el cuello, en la boca, dejo que ella siga su juego.

La beso, voy a tocarla, levanto sus faldas para acariciar sus nalgas, ella me retira mis manos.

.- Ya te he dicho que me dejes hacer a mí, tus manos quietas de momento.

Ella me sigue besando, suave en el cuello, la boca, poco a poco me desabrocha los botones de la camisa, hasta quitarmela por completo.

No soy capaz de controlar mis manos, quiero tocarla, ella me recuerda muy autoritaria.

.- ¡No me toques!

Soy un insecto en manos de su depredador.

.- Quítate los zapatos y los calcetines.

Sigo sus órdenes, tengo que reconocerlo, esta situación me tiene intrigado, tengo miedo, ella vestida, yo semidesnudo.

Me besa en el pecho, los costados, me estremezco, acaricia mi polla por encima del pantalón.

.- Tranquilo, tranquilo, Aitor.

Fernanda sigue su juego, me quita el pantalón, lo tengo ya en las rodillas, me golpea suave en las piernas para facilitar su retirada total.

Estoy desnudo en medio de la habitación, ella sigue vestida, me acaricia las nalgas y los muslos, coge con fuerza mi polla sin quitarme los calzoncillos y me masturba, a la vez que besa mi ombligo, mi torso, mis pezones, lame todo mi cuerpo.

Sigo con la sensación que tenia al principio antes de empezar su juego.

En este juego, solo juega ella.

Ella es la que me toca, me acaricia, me manosea y me besa.

Por momentos estoy pensando en darle un empujón, acabar con esta situación y decirle; ¡aquí mando yo! por otra parte pienso hasta donde va a llegar Fernanda.

Estoy tan empalmado y a la vez tengo tanto miedo, nadie sabe que estoy aquí, en este piso, en esta habitación, yo sigo desnudo, ella vestida, me siento como un hombre violado, tengo una mezcla de sensaciones, miedo, intriga, placer, deseo, rabia.

Fernanda ahora empieza a quitarme los calzoncillos, igual que antes me da un toque en las piernas para que las levante y quitármelos del todo.

Atrapa con sus manos mi polla y chupa, acaricia mis nalgas y muslos y chupa.

Mis manos siguen instintivamente queriendo tocarla, ella me recuerda muy enérgicamente.

.- ¡No me toques!

Se levanta, se queda enfrente mió, me da un beso en la boca, se retira unos pasos hacia atrás para que yo la vea bien, sube su falda y despacito se quita sus bragas, son negras.

Me lleva hacia la cama, con su falda levantada, tengo ante mis ojos un culo, terso, perfecto, se me cae la baba, quiero, deseo, comérmelo.

Se coloca la almohada bajo el vientre, tumbada boca abajo sus únicas parte desnudas son sus piernas cubiertas de unas finas y transparentes medias negras y su precioso culo.

.- Fóllame, fóllame, muy violentamente.

Entonces la penetro, con toda mi rabia contenida por el miedo que me ha hecho pasar, la abofeteo en sus glúteos, me agarro a sus nalgas como los leones con sus garras se prenden de sus presas, mis testículos golpean con fuerza sus nalgas.

Son los ruidos que se oyen en la habitación; el crujir de la cama, sus gemidos, mis bofetadas a sus glúteos y marcando el tiempo como un instrumento de percusión a cada envestida, mis testículos repicando en sus nalgas.

¡Joder que tia! ¡Qué miedo me ha hecho pasar!

Después de correrme, tranquilos los dos compartimos un cigarrillo, yo sigo desnudo.

Los dos tirados en la cama, ella vestida sin bragas, mientras fumamos acaricio su sexo, esperando otra erección.

Van a dar las ocho de la tarde en mi reloj, Fernanda y yo hemos disfrutado de otra sesión de sexo, me ha permitido desnudarla, acariciarla y besar todo su cuerpo.

Pienso en Gaizka, ya estará en el bar, mientras nos vestimos quedamos para otra ocasión.

.- Aitor, mi hombre tiene familia, los dias que mas libre estoy son los fines de semana, si vienes los sábados a esta hora nos vemos.

.- También puedes darme tu número de teléfono Fernanda.

.- ¡No! el numero no te doy, ven los sábados si estoy quedamos, si no estoy, pues no estoy.

.- ¿Entonces es que estás con el político?

.- Eso.

Fernanda y yo estuvimos teniendo sexo unos cuatro meses.

Después recuerdo haberla visto un par de veces por Bilbao, una vez agarrada del brazo, supongo que de su político, yo entraba al hotel Ercilla ellos salían,

Ella me hizo un gesto sin que su pareja la viera para que no la saludase.

La segunda vez, en un batzoki de Bilbao, ella estaba sentada en la barra, yo entré a tomarme una Coca Cola, para saludar a un guarda espaldas bermeano, que a alguien que estaba dentro se las guardaba.

Igual que la otra vez, Fernanda me hizo gestos para que no la saludara, a su político lo vi jugando al mus, luego mas tarde, cuando terminó su partida se instaló en la barra, entre Fernanda y yo, no se quien era, ni su cargo político, ni me interesó, me pareció muy mal educado y prepotente por el empujón que me dio para acoplarse entre los dos.

Gaizka, mi amigo ahora no tiene complejos, es un experto, ya no le hace falta nadie para ir a estos sitios, se conoce todos  los puticlub, casas de citas y todos estos antros; de Bizkaia, Gipuzkoa, Alava y hasta los del Mediterráneo que es donde el veranea.

 

 

 

®Registrado

 

Alvaro Villa Rey

 


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