La Griega I

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Cuando la conocí a Margaret me quede impresionada con su belleza y porte. Recuerdo muy bien que era el verano del 2008, ingresaba tarde al salón de clases, donde teníamos una prueba de suficiencia, a fin de ingresar a la maestría. Al entrar nos miramos rápidamente, ella alta, cabellera negra, larga y de rulos, con ropa de sastre y medias negras, con unos tacos altos, que la hacían mucho más alta que los demás mortales.

Al pasar de los meses, nos hicimos amigos, ella era Artista Plástica, estaba casada con el Cónsul Griego en Santiago de Chile, por ellos solo lo veía de vez en cuando o se comunicaba con él por teléfono.

En el primer ciclo, tuvimos un examen súper difícil con el profesor de Filosofía, era invierno y ella llego al examen con una mini y medias negras con cuadraditos tejidos en hilo, me pareció extraño que venga de esa manera en pleno invierno. Al salir de clases, me dijo: QUE DIFICIL EL EXAMEN, ESTOY DECEREBRADA. Y le di toda la razón, le propuse a todo el salón irnos a Berlín (una calle miraflorina donde puedes beber tranquilo en su decena de tabernas), para liberar tensiones y se apuntaron unas 6 personas, incluida Margaret. Una vez en la taberna, después de unos cuantos vasos de chop, Margaret nos sorprende diciendo: YO SOY ARTISTA PLASTICA, QUE HAGO DANDO EXAMENES DE FILOSOFÍA, DE PARADIGMAS Y OTRAS COSAS QUE NO ENTIENDO… ME HA IDO RE-MAL EN EL EXAMEN Y ESO QUE HE HECHO MI PLAGE… Todos nos miramos y yo le dije: ¿Has hecho tu plage? SI, me contesto, mira, subiéndose un poco la minifalda y enseñándome sus piernas pintadas con palabras claves, para el examen. Los 4 hombres que estábamos en la mesa, nos asomamos en el acto y puedo asegurar que nadie intento leer las letras pequeñas que estaban en sus muslos, sino que todos nos fijamos en ese par de muslos increíbles que ella, ingenuamente nos enseñaba.

Así era Margaret, lindísima, genuina, traviesa y un poco ingenua. Llego el verano del 2009 y a pesar de que estábamos de vacaciones, nos seguíamos comunicando y viendo de vez en cuando. Nos citábamos con el pretexto de ir a museos (estudiábamos una Maestría en Gestión Cultural y Desarrollo), a ver películas europeas e independientes, entre otros, lo que más nos gustaba era terminar en algún Bar disfrutando de una buena conversa. Un día se nos coló una amiga de la maestría, llamada Diana, ella se acordó que estaba próximo mi cumpleaños y lo comento en la mesa. Le dije que sí, pero que no tenía ánimos de celebrarlo, trate de inventar algún pretexto creíble pero ellas no lo aceptaron y me incentivaban a que realice mi cumpleaños. Margaret me convenció diciéndome al oído: HAS TU CUMPLEAÑOS, QUE ESE DÍA TE VOY A DAR UN REGALITO.

No tenía que decirme nada más, organice mi cumpleaños, invite algunos amigos, compre algunos Wiskys y todo estaba listo. Ese día es un día peculiar, por ser el día de los enamorados, todos los hoteles están llenos, y tus amigos llegan tarde a tu cumpleaños, porque antes tienen que cumplir con las novias, o tienen reservas en los hoteles y pasan toda la noche, por ello, a mi cumple vienen los amigos más fieles o los que están solteros y le salvo el día con mi cumpleaños.

Ese sábado, llego Diana con su esposo, Margaret sola, Heydy (una amiga periodista con la que salía y por ahí tuvimos algunos encontrones) me sorprendió llegando a mi casa, todo iba de lo más bien, tomábamos tranquilos, conversábamos de los más bien, nos tomamos artas fotos y ya entrada las 3 am. La gente ya se estaba yendo y los más tercos seguíamos tomando. En un momento de atrevimiento, le dije al oído a Margaret ¿Y mi regalito? Y ella me dijo, ¿HAY ALGUIEN EN TU CUARTO? Y le dije que sí, mi hermano, ella me dijo: BUENO VAMOS AL BAÑO UN RATITO. Entramos al baño y nos comimos la boca sin mediar palabra, mis manos recorrían su cuerpo, lo primero que agarre fue su lindo trasero, la pegue a mi cuerpo para que sienta todo lo excitado que estaba, ella sin perder tiempo comenzó a desatar mi correa y bajarme el pantalón, yo hice lo propio, la volteé y la puse en 90° bajándole el hilito dental y sintiendo su humedad, la penetre muy suavemente y con mis manos la acerque más a mi cuerpo. Ella soltó un pequeño gemido, y así estuvimos un instante, hasta que nos tocaron la puerta, uno de mis amigos inoportunos queriendo entrar al baño. Ella se reincorporo y me dijo, mejor vámonos a otra parte, abrió la puerta y noto la sorpresa en la cara de mi amigo. Yo no sabía que hacer, que decir, para irme con ella, si estaba en mi casa con mis invitados, así que se me ocurrió decirle a un amigo, que ya volvía, que iba a comprar una cajetilla de cigarros con Margaret, y que él se encargue de los invitados, en atenderlos en todo. Fue así como logre salir con Margaret a las 3 am. en busca de un hotel.

Yo era caserito en un hotel en Miraflores, cerca de mi casa, así que nos dirigimos hacia allí. Al entrar el cuartelero me dijo: LO SIENTO, NO TENEMOS HABITACIONES DISPONIBLES, lo mire y le dije: BROTHER, TU ME CONOCES, SOY CLIENTE VIP, DAME ALGUN CUARTITO, el inconmovible me dice: NO TENEMOS NADA LIBRE… y yo le digo: MIRA, DAME TU CUARTO Y COBRAME LO QUE QUIERAS…. El se sonríe y me cobra el triple de lo que cuesta una habitación en ese hotel. Yo estaba loco, solo quería poseer a esa diosa. Entramos a la habitación y ella me recrimina: ¿OSEA QUE TU ERES CLIENTE VIP? Le dije a la flaca, que no se moleste, que tenía que convencer al cuartelero que me dé un cuarto. No nos dijimos nada y volvimos a comernos a besos, yo le susurre que quería darle por todos sitios, ella me dijo: OK, PERO COMPRA LUBRICANTE, PARA QUE ENTRES POR OTROS SITIOS… Y yo me preguntaba, donde comprar a las 3 am. Lubricante, me acorde que al frente del Hotel había un grifo con Minimarket, así que le dije, que perfecto, que iría a comprar al frente, me dijo: OK, PERFECTO, YO TE VOY A ESPERAR PREPARADITA PARA TODO AQUÍ EN LA CAMA.

Salí y prácticamente corrí al grifo, había gente en la misma, comprando de todo, cosa extraña por la hora, le dije al encargado que me venda dos cajas de preservativos y un lubricante, lo hable dicho con tanto entusiasmo, que un par de chicas voltearon a verme. El encargado me entrega mi pedido, y le digo: Y ESTA EL LUBRICANTE, y me dice que está todo, pago y salgo volando al frente. Sabía que las chicas del local me estaban viendo y murmurando, no me interesaba nada, estaba esperándome una diosa Griega en la habitación.


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