Rompiendo la rutina
Por isabelita
Enviado el 08/11/2014, clasificado en Adultos / eróticos
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Personalmente nunca me han gustado las citas a ciegas, pero mis amigas insistieron tanto que acepté. ¿Por qué me concertaron una cita a ciegas? Muy simple, mantengo mi vida sexual apartada de mi familia y de mis amigos por lo que todos ellos están empezando a creer que soy lesbiana por no presentarles ningún novio, sin embargo si no estuviera en éste restaurante italiano, estaría en un bar fingiendo ser una joven mujer inocente y virgen, para ver quién es el galán que quiere ocuparse ése problema como lo he hecho varias noches semanales desde hace algunos años, pero la triste realidad es que estoy aquí esperando a quizás que adefesio al que, por cortesía, tendré que escuchar varias horas de la velada hablando sobre su trabajo y porque está soltero o al menos eso pensé...
Miraba a mi alrededor y había muchos hombres guapos que podía llevar a mi departamento por una noche, si me aburría lo suficiente con mi cita, en ese momento él apareció sin que yo me diera cuenta por estar mirando al rubio de la mesa del fondo, pero al ver a mi cita mis ojos se concentraron plenamente en él moreno, alto, atlético, de camisa y corbata, justo lo que a mí me gusta desabrochar por la noche, pero al saludarlo guarde mi compostura ya que no era otro de los tipos que conocía en un bar y lo llevaba a mi apartamento, ésta era una cita de verdad.
Hablamos de todo durante la cena hasta que llegamos al tema de las conquistas y porque estábamos solteros, él dijo que porque era por el trabajo no tenía tiempo y al final todas las novias lo dejaban y yo le dije que era porque no quería algo serio, sólo disfrutar el momento que por mi trabajo tampoco tenía tiempo, él me preguntó que a qué me refería con disfrutar el momento y le dije que prefería tener un amigo con ventajas que tener un novio era mucho compromiso y tiempo que no tenía, se acercó y me dijo con una mirada lasciva -quizás eso es lo que necesito- entonces yo también me acerqué y le dije -quizás pueda ayudarte con eso- mientras mi pierna rozaba la suya y subía hasta su miembro, estaba empezando a pensar que esto de la cita a ciegas no era tan mala idea y romper la rutina era algo bueno, pero romper la cama con lo que estaba tocando era aun mejor.
- ¿Quieres postre?- Me dijo mirándome con sus ojos cafés seductores.
- Si quieres podemos comer el postre en mi casa- Con mis ganas al rojo lo único que quería era tirarme sobre él aunque fuera en ésta misma mesa.
- Me encantaría. - Pidió la cuenta y cuando entramos en su auto me dijo:
- Lo siento, pero con esto así no creo que lleguemos a tu departamento. - Estaba totalmente erecto por mis masajes previos bajo la mesa y qué podía hacer si lo quería todo y no había nadie en el estacionamiento, desabroché el cinturón, baje el cierre y le baje los pantalones y los bóxer que lo mantenían aprisionado y ahí estaba parado y listo para meterlo todo en mi boca.
- Relájate- le dije. Empujó el asiento del auto hacia atrás, ya más cómodo comencé a llenarlo de todo el placer que mi lengua y mi boca podía brindarle, una y otra vez hasta que se viniera y gimiera tan fuerte que todos los que pudieran pasar por ahí supieran lo que pasaba lo cual me excitaba cada vez más.
- Me vengo - me dijo, quizás pensó que lo iba a dejar venirse afuera de mi boca, pero no lo saqué hasta que me lo diera todo y así fue, me lo trague, me quedó un poco en la comisura de la boca pero me lo limpié frente a sus ojos
- Ahora si podemos ir a mi departamento- le dije.
Después de esto, lo que quieras- dijo mientras se incorporaba.
Nos fuimos para seguir en mi departamento en donde no nos aguantamos, rompí los botones de su camisa y tiré de su corbata para atraerlo a mí, se bajo los pantalones, me subió el vestido, me quité la ropa interior, me subió a horcajadas y me comenzó envestir detrás de la puerta de entrada, mientras yo gemía de placer, estaba tan excitada.
Más fuerte, más rápido, más - le dije con la respiración entre cortada, ya no podía de tanto placer gimiendo cada vez más fuerte y él introduciendo con más fuerza su miembro.
Ya me vengo- le dije con el poco aliento que me quedaba para después llegar al orgasmo, después él se vino también y lo derramó todo dentro de mí, para terminar la velada en el piso junto a la puerta tirados y descansando para luego tener una segunda ronda.
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