Un último adiós

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En ocasiones el amor puede llegar a límites insospechados, a límites que simplemente no llegamos a entender.
Esta es la historia de Jack y Mary, una pareja que comenzaría el día como cualquier otro.
Eran las cinco y media de la mañana y sonaba el despertador, Jack se levantaba para ir a trabajar.
- ¡ Dios! Otra vez a trabajar, parece que haga un rato que he venido.
Mary, con los ojos entreabiertos por el sueño intentaba consolar a su marido.
- Vamos Jack, unas horitas y volverás a casa otra vez, no te quejes cariño.
- Si claro, eso lo dices tú, que te quedas ahí calentita unas horas más, pero bueno así es la vida trabajar para vivir. Bueno cariño, me voy.
Jack se vistió y antes de irse le dio un beso a su mujer como lo hacía todos los días. Mary escuchó como cerraba la puerta y siguió durmiendo.
Mary despierta de su sueño, busca el despertador para saber qué hora es, son las siete y media, se da la vuelta en la cama y observa a alguien sentado en la butaca que está al lado de su cama. Es su marido.
- ¡Jack! ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no estás trabajando? ¿Ha pasado algo? – Mary se puso algo nerviosa pensando en si le ocurría algo.
- No, no te preocupes, es que no me encontraba bien y he preferido volver a casa. – Jack miraba a Mary con una mirada que nunca ella había visto en el.
- Dime, que te pasa. – insistía Mary preocupada por él
En ese momento sonó el teléfono que se encontraba junto a Jack. Este cogió el teléfono y miraba a su mujer mientras parecía oír lo que alguien le decía.
- ¿Quién es? – le preguntaba Mary extrañada por la llamada a esas horas. Pero su marido no le contestaba, solo la miraba.
- No es nadie. – contestaba Jack mientras colgaba.
- ¡Menuda gracia que te llamen a estas horas y después no sea nadie!
A Mary le parecía raro todo lo que estaba pasando, tanto la llamada como el comportamiento de su marido.
- Mary ¿Desayunamos juntos? aunque te parezca raro me apetece desayunar contigo aunque solo sea por esta vez.
- Está bien, ve tú a la cocina y calientas leche mientras yo me levanto y me pongo algo
Jack fue a la cocina a preparar el desayuno y Mary mientras se vestía pensaba en la extraña actitud de su marido.
- ¡Vamos cariño, el desayuno está preparado!
- ¡Ya estoy!
Cuando Mary llegó a la cocina el desayuno estaba hecho, leche caliente, tostadas, mermelada, todo lo que a ella le gustaba.
- ¡Qué pinta que tiene todo! exclamó Mary mientras se sentaba en la mesa.
Jack no le quitaba ojo, solo la miraba como si fuera la primera o ultima vez en verla.
- Jack ¿Por qué me miras así? Estás un poco raro ¿Seguro que estás bien?
En ese momento volvió a sonar el teléfono.
- Yo lo cojo - dijo Mary mientras se levantaba
- No, tu desayuna tranquila, yo lo cogeré – Jack se levantó de su silla y fue hacia su habitación. Después de un par de minutos volvió a la cocina.
- ¿Quién era cariño? ¿Te han contestado esta vez?
- No - contestó Jack muy tajante
Entonces Jack miró a su mujer a los ojos y dijo ……
- Cariño, solo quiero que sepas que te quiero y que siempre te querré
Mary se levantó de su silla y se fundió en un abrazo con su marido.
- Jack, nunca me habías dicho esas palabras
En ese momento Jack le dio un suave beso en los labios y se retiro unos centímetros de ella mientras que esta se llevaba los dedos hacia sus labios y los tocaba como si el beso hubiese sido diferente a todos los demás.
- Creo que ya me puedo ir- dijo Jack mirando hacia el suelo
- ¿Pero dónde vas? Es preferible que te quedes en la cama, no te veo bien.
- No, ya estoy mejor, será mejor que me vaya, me están esperando.
Mary no le quiso insistir más y observó cómo salía de casa, no sin cruzarse una última mirada, una mirada que le llegó al corazón.
Una vez se había ido su marido, Mary se puso a recoger la cocina, hasta que volvió a sonar el teléfono, esta vez no estaría su marido para cogerlo.
- ¿Dígame? Preguntó Mary algo inquieta por la curiosidad de las llamadas
- ¿Podría hablar con Mary Spencer?
- Si soy yo, ¿Quién es usted?
- Escuche lo que le voy a decir, le llamo desde la comisaría de policía
- ¿Ocurre algo agente? – contestó Mary algo nerviosa
- Mire, sobre las seis de la mañana, su marido ha tenido un accidente de coche y …
- Escuche creo que se ha equivocado, mi marido estaba conmigo hace un momento y no me ha comentado nada.
- Señora…. ¿Su marido es Jack Smith?
- Si - a Mary le empezaron a temblar las piernas
- Escúcheme Mary. Su marido ha tenido un accidente yendo a trabajar y … ha fallecido.
Mary se quedo totalmente paralizada y sin habla, solo escuchaba, no se lo podía creer, ¿Cómo podía ser si solo un momento antes estaba abrazada a él?
- ¡Mary! ¡Mary! ¿Está usted ahí? La hemos llamado varias veces, pero cogían el teléfono y no contestaban ¡Mary! ¡Mary! Está usted bien….
Mary soltó el teléfono suavemente de sus manos y con la mirada perdida se sentó en la mesa de la cocina, y pudo notar todavía la temperatura que había dejado Jack en la silla, su querido y amado Jack.
Mary entendió que Jack había vuelto para darle un último adiós.



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