Vivimos en un mundo adaptado a los que tienen menos escrúpulos, pero tampoco nos atrevemos a intentar cambiarlo, al menos no lo suficiente. Los que más riqueza tienen siempre seguirán aumentando sus beneficios a costa de los demás, manipulando y engañando con un cinismo sin precedentes.
El malo nunca admitirá que es mezquino, pues eso le delataría, al igual que el bueno no reconocerá ser bondadoso por miedo a ser considerado estúpido.
Nos basamos en la teoría de que el pez grande se come al pequeño y lo aplicamos a nuestras vidas ¿Cómo podemos ser tan frívolos para equiparar el río, el mar o una simple pecera con nuestra sociedad?
Bajo esta perspectiva el mundo sería un enorme acuario, en el cual conviven múltiples tipos de personas en constante conflicto o lucha por la supervivencia.
Hemos de ser más serios y aplicar nuestra inteligencia a crear una sociedad más justa y equitativa, pues en ocasiones no es el pez más grande el que sobrevive, sino el más rápido o el más astuto.
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