Arreglando unos papeles, me encontré una nota que me escribiste. La nostalgia me invadió.
¿Dónde estás? ¿Qué fue lo que paso?
Esa última tarde en que hablamos, nos dimos cuenta que éramos todo y nada, De una simple conversación pasamos a algo más cálido, más sentido: alabanzas mutuas, risas y planes.
Todo enmudeció cuando tu corazón dijo "Yo contigo todo", instante de mortífera incomodidad. Hasta que una voz anunció tu vuelo, ambos sentimos que se nos quitó un peso de encima, te despediste con un cariñoso beso en mi mejilla, diciéndome "a mi vuelta te busco".
Vi como te alejabas y mi corazón se estrujaba, finalmente te volteaste y con la mano en alto me dijiste adiós.
Han pasado meses, sin saber de ti, ni mensajes ni llamadas.
En diversas ocasiones he vuelto al Segundo Círculo de Dante, la cavidad subterránea donde nos conocimos.
Me he perdido entre las sombras tratando de encontrarte, preguntando a los abstractos si saben de ti. Algunos entre asombro y burla, me dicen.
- ¿Nena, cómo en este lugar vas a encontrar un gato pardo?
Afino el oído para escuchar tu voz, en ese averno no hay más que sombras, me aturdo con los bramidos, no logro oírte, más, mi deseo de encontrarte hace que grite tu nombre que se pierde entre el barullo.
Algunas esencias, me han dicho.
- ¡Estás confundida, en este abismo sólo hay falsedad!
Mi respuesta, siempre es.
- ¡No, no hasta en estos abismos, la luna puede asomarse e iluminar para que un gato pardo se manifieste!
Apesadumbrada, me retiro volteando se vez en vez, pidiéndole a la suerte que nos reúna.
No tengo la menor idea si me buscaras, sin embargo, jamás de mi mente y corazón, se borraran las noches de luna en que una soñadora se enamoró de un gato pardo.
Lunaoscura
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