Mi amiga y su novio me consolaron toda la noche.

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Me acuerdo perfectamente de aquella noche.

Nos habíamos pasado toda la tarde juntos, mi amiga Paola su novio Iván y yo, como todos los sábados, pasábamos el día viendo pelis y por la noche pedíamos unas pizzas. Esa noche solo hubo una excepción, era 'noche de chupitos' (así lo dictaminó Iván).

Comenzamos a beber sin control y a reírnos charlando de temas amorosos, amistosos y sexuales. Si, sexuales. Teníamos mucha confianza nosotros tres. No había tabúes, ni celos por parte de Paola, alguna que otra vez me había propuesto hacer un trío con ellos, cosa que rechacé con trabajo, porque tenía y porque me daba miedo que nuestra amistad de tantísimos años se rompiera por probar una experiencia y un ratito de placer.

La noche continuó y el tema subía de tono. Hablaban de intimidades y prácticamente se metían mano delante mía.

Les pedí que pararan y que cambiáramos el tema, a lo que Iván me preguntó que si me incomodaba, después de tantas conversaciones de ese tipo juntos.

-Sí, me incomoda. Pero me incomoda porque llevo tres meses a dos velas y me dais envidia.

Sonrieron y mantuvieron un poco las distancias, sus caras expresaban lo caliente que estaban y yo me sentía mal por estar allí en medio, sujeta velas y encima corta rollos.

Decidí irme, dar la noche por terminada y dejarlos disfrutar, pero Iván no me lo permitió.

-De eso nada nena, te quedas aquí haciéndole compañía a Paola que mientras tanto yo, voy a buscar a ver qué encuentro abierto para bebernos otra botella.

Al principio me negué, pero entre los dos acabaron convenciéndome.

Ya solas, tiradas en el sofá, hablábamos de nuestras cosas más abiertamente, cuando Paola me preguntó:

-¿ Enserio tía, que llevas tres meses sin follar?

-Joder que si Paola, si tú lo sabes... desde que lo dejé con Pablo no me tirado a nadie, sabes de sobra que no me gusta ir follándome desconocidos en las discotecas, ni nada por el estilo. Pero vamos que necesito un polvo ya como el comer.

-No sé como aguantas, enserio. Yo lo hago cada día y aún así siempre quiero más.

- Pero tú eres una guarra y lo sabes.    Reímos, reímos demasiado. El alcohol era bastante notable en nuestros cuerpos.

-Anda, porque eres tú, pero vamos, no te acostumbres a estos favores y que no salga de aquí.

-¿Qué no salga de aquí el qué...?

No me dio tiempo de decirle nada más, Paola me bajo un poco el pantalón del pijama y a su vez se llevó el tanga hacia abajo.

-¿Qué haces tía?

- Pues que voy hacer, un favor de amiga antes de que llegue Iván y nos diga que estamos locas.

No sé porque me dejé hacer, pero me dejé y punto.

Comenzó a pasar el dedo suavemente por mi rajita, y sutilmente su  lengua seguía al dedo. Chupaba hacia arriba y hacia abajo con la punta de la lengua solamente.  De mi garganta salió un pequeño 'aaah' que quise disimular, pero no pude.

Apartó su boca de mi coño.

 -Pues si que estas necesitada tía, todavía no te echo a penas nada y ya estás mojada... jaja...

No la deje reír más, atrapé su cabeza con mis manos y la obligué a seguir lamiendo.

Añadió dos dedos a mi interior, y me succionó el clítoris con ansias varias veces, intercalaba lengua, succión y algún que otro bocado, mientras sus dedos no paraban de tocar allí, dentro mía, consiguiendo que casi me corriera ferozmente.

-¿ Te gusta Andrea? - Si- Contesté en un hilo de voz prácticamente.    - A mi también, nunca me había comido un coño, y sí, me encanta.  ¿ Quieres probar tú?

- SI, SI, SIIIIIII!! Grité mientras me corría en su boca.

 

- Si os doy esta botella, ¿a dónde vais a llegar putitas?

Se escuchó de fondo en la puerta del salón la voz de Iván.

...


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