Un tarde de "siesta" con mi novio.
Por Kassy
Enviado el 15/11/2014, clasificado en Adultos / eróticos
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Era un martes relativamente normal, las noches anteriores había tenido fiebres altas, así que esa tarde, mi novio ofreció que fuera a su casa para poder cuidarme.
A eso de las 2 de la tarde llegue a su casa, timbré y al verlo abrir la puerta supe que fue lo que me atrajo de él desde el comienzo... Con tan solo un pantalón de pijama, mi chico dejaba al descubierto su marcado abdomen y esos hombros y brazos fornidos que sabía me enloquecían. Me recibió con un beso tierno y me dijo que tenía todo preparado para pasar la tarde mimándome (ese era el plan original).
Entramos a su habitación, estaba muy fría por el aire acondicionado, pero tenía varias bebidas calientes, así que bebimos y nos arropamos totalmente. Empezamos a besarnos, y la cercanía de su cuerpo me hizo sudar, así que en parte por refrescarme y en parte por provocarlo me senté y me deshice de mi blusa, seguidamente me acosté boca abajo y le dije que quería que durmiéramos, a lo que él respondió: "pero déjame ver tus senos mientras duermes"... Solo esa frase avivó totalmente el deseo en mí, con una sonrisa acepté y permití que desabrochara mi sostenedor.
Me giré de lado y nos abrazamos para "dormir", él paseaba juguetonamente sus dedos por mis pezones enviando escalofríos por todo mi cuerpo, con cierta frecuencia metía sus dedos en mi boca para humedecerlos y volvía a lo que estaba haciendo, mientras yo cada vez me sentía más mojada; estando en ese juego de mi boca se escapó un pequeño gemido, a lo que el contestó picaronamente "pensé que estabas dormida"... Tras hacer ese comentario me dijo...
"Considerando que has estado enferma no tenía penado hacerte el amor, pero ¿quieres poner a prueba nuestra fuerza de voluntad?"
Lo miré expectante, como solicitando una explicación que no tardó en llegar...
"Nos quitaremos toda la ropa, pero no pasará nada... Es solo por generar tentación".
Acepté y le pedí que se desnudara primero. Me encantaba ver sus piernas fuertes y en este caso y por sorpresa para mí, su miembro ya estaba erecto...
Volvió a la cama y me quitó el pantalón, al dirigirse a mi ropa interior, dijo:
"ya te he dicho que si utilizas ropa interior de encajes, no me hago responsable de mí...",
Dicho esto, paso su lengua por ese sector que había prometido no tocar, haciéndome humedecer aún más y soltar un gemido suplicante de más, pero... no hubo más. Me quitó las bragas y se acostó a mi lado como si no acabara de abrir la llave de mi deseo. Yo sabía que le encantaba jugar con mis ganas y le fascinaba verme suplicante por más, pero este no era el día, así que decidí tomar venganza...
Empecé con besos suaves, pase por su cuello, subiendo delicadamente hasta su oreja, sabía que los besos ahí lo volvían loco, así que tome todo el tiempo que creí conveniente, mientras mi mano bajaba curiosa por medir el grado de su erección, así que un momento no aguanté más y tomé su miembro con mi mano, empecé a acariciarlo aumentando la velocidad progresivamente... Me encanta ver la cara de mi chico cada vez que hago esto, me encanta sentir que tan caliente esta y definitivamente me encanta oírlo decir "haz lo que quieras, que soy tuyo", en este juego de sensaciones estuvimos hasta que en él llegó el primer orgasmo... Después de eso y con una sonrisa, le dije...
"Ahora sí, vámonos a dormir...", puse mi pecho frente al suyo como en señal de abrazo y cerré los ojos...
El puso una de sus piernas en medio de las mías, haciendo contacto con mi vagina y me susurró al oído:
"Creo que estás muy mojada... ¿qué tipo de novio te dejaría dormir así?"...
Así que empezó a mover delicadamente sus dedos, disfrutando con lo húmedo del lugar, robándose mis gemidos, paseándose por mi clítoris y provocándome tal grado de excitación que empecé a moverme sobre su pierna aumentando el nivel de placer experimentado, el cual no tardó en convertirse en un orgasmo.
Después ambos caímos dormidos... Al despertar, como a las dos horas, y ver que me estaba mirando fijamente sin ningún tipo de pena le dije:
"Tú bien sabes que con un solo orgasmo no es suficiente"...
Con una de sus corbatas, amarró mis manos a la cama y empezó a besar todo mi cuerpo, disminuyendo su velocidad al llegar al abdomen para aumentar mi espera, hasta que por finnn llegó donde quería que estuviera s lengua; empezó a hacerme sexo oral ocasionando que yo me retorciera de placer, sentía que su lengua se movía de mil maneras y cuando chupaba mi clítoris, ¡¡Diosss!!, ¡amaba a ese hombre y las maravillas que podía hacer con su boca!, después y sin detenerse empezó a introducir un dedo en mi vagina, luego fueron dos, cada vez más rápido haciéndome llegar a un punto que no pude contenerme más y... segundo orgasmo.
Le pedí que me soltara y me diera unos minutos para descansar y cuando estuve repuesta, me senté sobre él para descubrir que la erección que yo pretendía, no estaba. Así que tuve que empezar a besarlo, a halar su cabello y a susurrar en su oído
"quiero que me hagas tuya ya; todo lo mojadita que estoy es por ti; te quiero dentro mío ya",
cuando su miembro se puso activo de nuevo, me senté sobre él y empecé a moverme de adelante hacía atrás, aumentando el ritmo, disfrutando de los gestos que hacía, cambiando de vez en cuando y moviéndome de arriba hacia abajo mientras el tocaba mis nalgas, haciéndome excitar de sobremanera cuando daba nalgadas y el sonido se expandía por la habitación, haciéndome mover cada vez más y más rápido, mientras él tocaba mis senos o en ocasiones mi clítoris, halando mi largo cabello gritándome que le encantaba como me movía y que yo era suya, haciendo que la temperatura de los dos subiera progresivamente hasta desembocar en un ruidoso y placentero orgasmo.
Proseguimos a darnos una ducha, a beber algo caliente, y tomar las medicinas porque sea como sea yo seguía enferma, y después nos acostamos de la manera más inocente a ver nuestra serie favorita y a compartir otra de nuestras tardes juntos.
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