Denunciar relato
Notaba calor, mucho calor. De pronto el sitio se llenó de humo y no podía respirar.
El calor se convirtió en dolor, un dolor insoportable.
Empecé a golpear la madera con mis nudillos y a intentar chillar, pero no podía porque el humo llenaba mi garganta.
Notaba como la carne se fundía y eso fue lo último que sentí.
La incineración no fue una buena idea.
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