Una Sospecha

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Un sábado por la tarde magdalena Rivero contemplaba el atardecer desde su patio trasero, tendida en su silla de extensión mirando al horizonte, rodeada de árboles y lechos que adornaban el paisaje, cuando de repente un olor a muerte la sorprende y llama su atención, sigilosamente se acerca al lindero que separa su patio con el del vecino y para su asombro, todo está normal como de costumbre, su vecino Manuel José limpiaba su patio y cortaba las rosas más rojas de su jardín, Magdalena centra su mirada al lado izquierdo del patio donde una pila de arena se hace ver sospechosa, al darse cuenta que Manuel José la observaba, ella cordialmente le saluda:


-¿Qué tal vecino?


-Este le responde: ¡Hola, todo genial como de costumbre!

La mujer sigue con la duda, y tiene el interés de saber qué es lo que hay debajo de ese cerro de arena, siempre muy astuta prepara un plan, para poder entrar a la casa de su vecino cuando él no se encontrara en casa..

Se hacen las 8 de la mañana del siguiente día, magdalena con la duda y la intriga, salta el lindero de su vecino y entra a su casa, una de las ventanas se encontraba abierta, logra treparse por la pared y entrar hasta la sala, a la derecha se encontraba el comedor, sobre él una carta que decía “¡Mátalo! ¡Ya no lo quiero en mi vida! Firma, tu eterno amor”.

Esta se sorprende y la deja en el mismo lugar, sigue caminando por la casa y en el pasillo casi a la entrada del cuarto matrimonial, encuentra unas marcas de pisadas con barro las pasa por alto y entra a la habitación, donde se consigue con una escena espeluznante la cama llena de sangre, bolsas negras y mucho desorden, instantáneamente escucha la puerta principal abrirse, era Manuel José que había llegado.

Magdalena desesperaba se esconde dentro del closet donde se encuentra con restos humanos descuartizados dentro de un cajón de madera, horrorizada se echa a un lado pero permanece callada.

El hombre, moreno, alto, y de contextura muy gruesa, entra a la habitación y nota que hay algo raro, se acerca al closet para averiguar que había... En ese instante repica el teléfono de la cocina, dentro del closet la mujer moría del miedo de que Manuel la encontrara y tratara de agredirla, como pudo salió por la ventana y luego salto la cerca, asustada corre a su casa y se imagina lo peor, dentro de si repite –“Como pudo ese hombre matar a alguien, si él no es así”.


Esa misma noche magdalena no podía dormir, nada más de imaginarse que su vecino era un asesino y lo cerca que lo tenía, la mañana siguiente magdalena llena de más intriga se dirige a la casa de su vecino, donde sigue investigando, baja a la cochera donde se consigue con una pala, un martillo y un cuchillo llenos de sangre, magdalena se dice asi misma

-“Aquí esta lo que buscaba”.

Sale al patio trasero y ve el cerro de arena que tanto le llamaba la atención, decide desenterrar lo que allí se encontraba para dar parte a las autoridades de lo que alli se encontraria, se dispone a agarrar la pala para empezar, cuando de repente llega Manuel José y se dirige al patio, la consigue y exaltado le grita:

-¡QUE HACES AQUÍ ENTROMETIDA!

-magdalena le responde: ¡NECESITO SABER QUE ES LO QUE ESCONDES!

Desesperada sigue paleando y paleando arena, cuando da con el cadáver de un hombre desmembrado asombrada queda sin palabras ni nada que decirle a su vecino, este de brazos cruzados espera que magdalena le dé una respuesta, la mujer impactada no sabía qué hacer, Manuel corre a la cocina y busca un cuchillo carnicero, se acerca a ella, está asustada corre hasta la calle principal y pide auxilio Manuel, el hombre la agarra por atrás, le tapa la boca con un pañuelo y la lleva dentro de la casa, queda inconsciente ya que el pañuelo tenía algún líquido para dormirla, cuando se despierta, está amarrada a aquella cama llena de sangre y desordenada, grita y pide auxilio, sin recibir respuesta alguna, solo logro molestar a Manuel José, quien se acerca a ella con aquel cuchillo resplandeciente de hoja filosa y bastante larga.


Magdalena ya tenía un as bajo la manga pues había logrado desatarse una mano, una vez más repica el teléfono de la cocina, y el hombre baja a contestar, en este momento magdalena se desata y logra correr por el pasillo, agarro un arma que se encontraba en la mesa, bajo hasta la cocina muy asustada pero aun así permanecía callada e imprevistamente Manuel se aparece por un lado y está activa el arma y le dispara en el pecho..

Magdalena recoge el cuerpo y lo lleva hasta el cuarto matrimonial donde lo desmiembra y lo coloca en bolsas negras, se dirige al patio trasero donde empieza a enterrar el cuerpo de aquel hombre que intentó matarla, pues magdalena había pasado de ser la víctima al asesino, ya que no todo es lo que parece.

 


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