14. El coyote también estaba asustado.
El coyote también estaba asustado. No estaba acostumbrado a encontrarse con otros animales que no fueran sus hermanos, conejos, pájaros o gamos. Tenía cuatro patas pero sólo andaba sobre dos de ellas, a penas tenía pelo y estaba cubierto de colores. No comprendía qué era ese bicho así que enseñó los dientes intentando tapar su miedo, sin saber muy bien si esa cosa se comería o sería una amenaza. El bicho puso una expresión como de susto en ese rostro sin hocico el cual tenía una nariz pálida bastante grande y carente de bigotes. «Otra vez dientes y me voy corriendo por si acaso», pensó. Y es lo que hizo. Cuando le vio desaparecer en la oscuridad, dio gracias al Dios Energía y se puso a buscar el móvil a toda velocidad. No más meditaciones nocturnas a solas.
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