Paradojas de la vida

Es irónico ver como siempre se repite la misma estampa. Siempre se repite ese típico triangulo amoroso donde se encuentra el amor no correspondido y el amor no deseado, aliados para aparecer en el mismo momento en tu vida y volverte literalmente loca.

¿Qué hacer?, ¿Sigo a mi corazón y lucho por lo que realmente quiere, o me quedo en lo fácil y acepto a ese chico que, aunque mono no termina de tener esa chispa que me haga perder la cordura?.

Difícil elección.

Una vez me encontré en esa situación, y una vez más me las vuelvo a ver en las mismas.

Realmente a todos nos gusta lo fácil, nos gusta gustar, nos gusta que alguien nos envié mensajes preocupándose por nosotros y que nos regale un poquito o bastante el oído. Nos gusta llevar los pantalones en la relación y sentir que si esto acaba alguna vez, no será por parte de él. Tienes el poder, y no nos vamos a engañar, eso te gusta. Te da seguridad y te da esa tranquilidad de que no te harán daño. Todo ventajas. Pero, ¿realmente eso nos hará feliz?.

Luego esta él, tan seguro de sí mismo, tan ignorante de la vida, tan ignorante de ti. Sabes que con él no va a ser fácil, que quizás seas tú la que vaya a dar más de sí en la relación y que sufrirás por ello, pero un segundo a su lado, un solo whatsapp suyo en el móvil o el simple roce de su mano te haría volar…  ¿Entonces qué? ¿Qué hago?

Porque aunque con el tiempo pueda llegar a querer al chico fácil, e incluso pueda llegar a enamorarme de él, porque lo difícil hará que se esmere por conseguirme; yo se que ese tembleque de piernas, ese vuelco en el estoma que llaman “mariposas” solo me lo provoca el chico difícil, solo con él sé que puedo llegar a perder la cabeza totalmente.

Una vez tome la decisión equivocada, y esta vez me levantare, cogeré fuerzas de donde sea que se escondan y luchare por lo que realmente quiero.

Consejo. Arrepiéntete de haber tomado el camino fácil, de perder trenes que sabes que nunca volverán a pasar,  y no de haberte estrellado contra la pared por luchar por lo que realmente te hace feliz, aunque sea algo breve, pero intenso.