La Casa de la Perversión
Por nsk
Enviado el 22/11/2014, clasificado en Intriga / suspense
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Caminaba nervioso frente a la cabina de teléfonos del parque. Le dio un ataque de inseguridad. Se llevó las manos a la cabeza buscando alguna solución que evitará la tragedia pero sin éxito. Había que hacerlo.
Palpó las monedas en el bolsillo de su pantalón. Respiró profundamente como si fuera una plegaria para obtener el perdón. Se acercaba el momento.
Descolgó el teléfono, insertó la moneda y marcó. Por el rabillo del ojo vio a los niños jugando entre risas en los columpios y colgó, arrepintiéndose, antes de escuchar el primer tono.
- Esto es de cobardes dijo sollozando para él mismo. Encendió un cigarro y después de dos intensas caladas, lo tiró.
Volvió a inspirar procurando mantener la calma y retomar su objetivo. Volvió a descolgar y marcó de nuevo. Sacó del interior de su chaqueta las herramientas necesarias apoyando el auricular entre el hombro y la oreja. No podía parar de temblar.
Sonaron cuatro tonos como se había acordado y justo cuando iba a desistir, una voz femenina respondió.
- Buenas tardes. Bienvenido a La Casa de la Perversión. Le atiende Bombón, ¿en qué puedo ayudarle? preguntó la teleoperadora.
- Soy El creyente y llamo para confirmar contestó.
- Manténgase a la espera. En breve será atendido dijo la mujer.
Comenzó a sonar en formato MIDI una melodía irritante. Entretanto colocó el silenciador a la Colt 45. Cesó la espera.
- Papá, ¿dónde estás? ¡Ayúdame! gritó a través del auricular una niña.
- ¡Sophie! No te preocupes mi vida, papá está aquí. Pronto estaremos juntos, lo solucionaré. Te lo prometo. Estaremos en casa con mamá en un abrir y cerrar de ojos contestó llorando.
- Promételo. También que dejarás de beber y no volverás a tocar a mamá respondió Sophie también llorando y siendo interrumpida por una voz masculina.
- Si sigues las instrucciones, Sophie no sufrirá ningún daño. Debes ser preciso y huir en cuanto acabes. Te estamos observando. El objetivo es el niño del suéter rayado. Equivale a 500 bonos por lo que tu deuda quedaría saldada y tu hija libre. Quiero ayudarte Graham. Yo te liberaré, sabes que soy indulgente. Tienes un minuto y se acabará el juego ordenó la voz.
Iban pasando los segundos y no podía parar de mirar la cara de felicidad de aquel inocente niño. Estaba a un apretón de gatillo de conseguir su libertad. Seguía con el auricular en la oreja intentando encontrar alguna excusa para conseguir más tiempo pero en vano. Escuchaba a través del teléfono a una multitud de voces haciendo las últimas apuestas. Apuntó y en el último segundo no se atrevió a disparar.
- Fin del juego. Has perdido. dijo la voz masculina entre el sonido de dos disparos a través del teléfono.
.................
Graham abrió los ojos. Los fuegos artificiales le despertaron de su recurrente pesadilla. Tomó de la mesita la botella de whisky tirando la pistola al suelo. Fue al baño. Sacó del botiquín sus antidepresivos y tomó dos cápsulas con un trago de alcohol. Vio su reflejo y rompió el espejo de un puñetazo.
Sonó el teléfono y regresó dándose contra todos los muebles. Descolgó.
- ¿Eres tú Sophie? Intenté liberarte. Créeme que lo intenté. Perdóname mi amor suplicó Graham a su interlocutor desconocido mientras caía desplomado al suelo.
- Estoy bien papá. Ven conmigo. Tiende la mano y toca la fe contestó una voz infantil de ultratumba.
Graham comenzó a llorar y tomó su último trago. El arma estaba en el suelo a dos pasos de él. Estiró su brazo y contempló la inscripción de la culata: Tu propio Jesús personal.
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