Tengo la sensación que nadie me escucha

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Enviado el , clasificado en Drama
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Los días pasan lentamente, pero el mundo sigue igual. Cada mañana el sol sale, la gente sigue su rutina de vida como cada día, desayunan, trabajan, comen, trabajan, el sol se pone, cenan, duermen y eso cada día durante toda tu vida. Pero yo quiero ser diferente a ellos, no quiero seguir esas estúpidas rutinas que martirizan a las personas a diario. 

Muchas mañanas cuando me despierto en la alejada casa de campo que tienen mis padres en la localidad de Ciudad Real pienso en dejarlo todo y marcharme lejos, por ejemplo a Nueva York y comenzar una vida desde cero. Dejando atrás las estúpidas clases sociales y los reconocimientos familiares que me llevan condecorando toda mi “santa vida”, quiero ser alguien por mí misma, me da igual, preferiría ser una simple camarera de Nothing Hill a ser lo que soy ahora: nieta de Don San Pito Pérez y hija del Ilustrísimo Pepe Wally. Aunque por desgracia me a tocado vivir en el mundo paralelo al que tanto añoro. 

Desde que tengo uso de razón mi familia siempre ha elegido las cosas por mí: con cuatro años decidieron apuntarme a hípica aun sabiendo que tenía fobia a los caballos, con siete años me llevaban a clases de francés cuando mi idioma fetiche era el italiano, con doce me llevaron al mejor colegio de pago que había en toda la ciudad y me toco dejar atrás a mis compañeros de clase de toda la vida que se habían decantado por la genialidad de un instituto público, con quince me borraron de esgrima porque les parecía una desconexión con mis estudios y a día de hoy con casi veinte años me han elegido la carrera ellos mismos, pues mi padre tiene amigos en la profesión, ya que el estudió esto (al igual que mi abuelo) y yo, claro esta, no puedo ser diferente.

Aunque llevo poco en esta carrera, ya soy de las más reconocidas en mi facultad. Mis notas son fantásticas y las menciones honoríficas mantienen en pie el orgullo de mi familia, como no podía ser menos. Pero ya estoy cansada, quiero ser libre, quiero respirar mi propio aire fresco y hacer lo que me gusta de una vez por todas. Me gustaría plantarle cara a toda mi familia, dejar la carrera y hacer eso que tanto me gusta. Pero sé perfectamente que no valdría de nada porque llevo toda la vida con la misma sensación que seguirá presente toda mi vida, me falta valor para plantarle cara a todos ellos y ser algo por mí misma. Seguiré haciendo lo que ellos quieran hasta que se cansen de manejarme como una marioneta con la sensación de que nadie me escucha, ni me escucharan jamás. Vivo atrapada en una celda con un candado escondido a miles de kilómetros debajo del mar y no puedo hacer nada para remediarlo.


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