Abro la puerta y una luz intensa, brillante, cegadora, se apodera de mí. De repente mi cuerpo se encoge, me siento débil, trato de revolverme para agarrar de nuevo la puerta y cerrarla, pero no hay puerta ya. Quizá esta sea mi última vez, o quizá mi primera vez, todo son dudas, ¿dónde está la dichosa puerta? esta luz me está matando, ¿no hay nadie? ¿alguien me escucha?. Comienza a apagarse la luz, pero ya mis ojos están cansados y no veo qué pasa. Ahora ya todo es oscuridad, siento alivio, pero el miedo sigue ahí, un escalofrío eriza toda mi piel, de repente un susurro tras de mi, despierta Nacho, ya es la hora. Todo una mala pesadilla sin sentido, siento alivio, pero el miedo sigue ahí, quizá ya nunca se vaya, quizá permanezca para siempre conmigo hasta el final, hasta el día en que abra la puerta y una luz intensa, brillante y cegadora se apodere para siempre de mí.
NdC
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