Amante

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Llené mi alma de tu presencia ausente… cada día a tu lado y entre sombras era lo más maravilloso para mí.

Comenzó todo tan raro… tan diferente, eres el hombre  que por mucho había soñado, deseado, anhelado… pero que nunca había tenido oportunidad de conocer. ¡Eras mi todo! Y mi mundo entero se rompió al tu partir. He llenado mis días y mis noches de llanto de solo recordarte, de anhelar el roce de tus manos, de querer escuchar alguna palabra cariñosa de tus labios, de desear leer aquello que alguna vez escribiste para mí.

Extraño tanto tu presencia… tu aguda mente de la que siempre aprendí, tu delicioso cuerpo que siempre hizo en mí más de lo que cualquiera podría… esas manos que con solo rozar mi piel me hacían estremecer, enmudecer y olvidarme de todo… mi vientre anhela la dureza de tu falo erecto bailando dentro… mi boca ansía el sabor de tu boca, de toda tu piel… de tu semen.

Duele tanto el amor… duele tu ausencia, esa a la que me he condenado yo sola al negarme a vivir entre sombras y desear salir a la luz.

Tu amante fui, y nadie sabe de ello más que tú y yo. No quise ser juzgada por las mentes criminales que me reprocharían no ser “la señora” del hombre al que amo… me dejé llevar por sueños de tu piel y tu mente por más que instantes y ahora pago las consecuencias. Tonta de mí… sabía qué pasaría y aun así me arriesgué a jugármela y perdí… te perdí.

¿Cómo no llorar tu ausencia? A donde quiera que miro todo me recuerda a ti, me has llevado por la vida en poco tiempo… hemos recorrido tantos lugares, tantos sueños, que duele respirar pues el aire me trae tu aroma y el dolor y la angustia de no tenerte en mi se ha vuelto insoportable.

Hoy soñé… ¡te soñé! Llevándome al borde del éxtasis, besando mi piel tan lento que la espera de tus labios en mis labios era un tormento, y ese tormento humedeció no solo cada poro de mi piel sino también mi entrepierna… esperando por ti y tu falo erecto, queriendo, deseando me llenara por completo y me hicieras sentir una vez más la muerte y llegar al cielo… si, al cielo y desde el infierno en que nos hundimos volvernos uno en cuerpo y alma.

Y bese todo tu cuerpo, recorriendo centímetro a centímetro cada poro de tu piel, saboreando, deleitando mis sentidos con tu sudor de sabor salado, bailando mis dedos por todo tu, escribiendo palabras inconexas, rezando por que el sueño no terminara… diciéndote al oído esa frase que no te gustaba que dijera, y que castigándome con los más exquisitos orgasmos  y aun mordiéndome los labios me hacías repetirte y mirándote a los ojos sabías que era verdad. Amor… todo te lo entregué… y en ese “te amo” callado siempre te di todo mi ser… tan profundo como con cada embestida entrabas en mí, tan amplio como con cada caricia recorrías mi cuerpo, tan cierto como cada beso que me dabas y en el cual llenabas mi alma y me entregabas un poco tu corazón, tan innegable como esa mirada furtiva que no cruzaba con la mía por miedo a que vislumbrara tu sentir, que cuando lo hiciste no dejabas de mirarme queriendo no creer las verdades en mis ojos y escondiendo las verdades en los tuyos.

Hoy estoy vagando por el mundo sin rumbo fijo, sin ti…

Me alejé de ti creyendo que así podría olvidarte, ¡tonta de mí! como si alguna vez hubiera sido factible ello… ahora que estoy más tranquila y que he visto desde otras perspectivas el amor que siento sólo me queda resignarme a profesarlo. Tendré que regresar a buscarte, a convencerte que me dejes ser en tu vida lo que sea que quieras, lo que sea que se pueda y me permitas…  y no sé cómo hacerlo… he intentado todo y no sé si la resignación sea el único medio de tenerte un poco cerca, y no sé si el paliativo de la amistad pueda con ello pues el dolor que me causa tu presencia es casi tan fuerte al de tu ausencia, tenerte cerca y no poder acariciarte, mirar tus ojos y esconder el amor para que no te incomode, morder mis labios para no volver a decirte que te amo… sangrar por dentro enterrándome con cada minuto a tu lado la daga de la soledad y la muerte en vida.

“Quiero de ti lo que tus ojos quieren darme pero tu mente no permite.”

Duele tanto el amor, duele tu ausencia… y la vida se va tan lenta y dolorosa como cuando tus labios bebían de mis pechos y tus marcas en la piel eran rescoldos de tus marcas en mi alma, dejé de ser tu amante, pero mi corazón es tuyo y mi cuerpo no es de nadie más.

 

Malu Ramírez


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