Observando los juegos de ordenador y consolas referidos a batallas, con ejércitos, tanques, helicópteros y aviones de combate, disparando a troche y moche; sembrando cadáveres, sangre, mutilaciones, ruinas,... por cualquier rincón, donde cuando muere el héroe se comienza nueva partida, me viene a la memoria los juegos de consola de los años 60 y posteriores, hasta la llegada de estos nuevos aparatos.
Benito se llamaba, compañero de escuela, tenía gran habilidad para el dibujo, andaba escaso en el tema escolar pero, con un trozo de papel o una cuartilla, dibujaba con una pasmosa facilidad dos ejércitos enemigos, con infantería, aviación, buques de guerra, tanques,..., todo lo que interviene en una guerra. Se liaba a bombazos, a disparar con los fusiles, las metralletas, de un lado a otro, tachadura por aquí y por allá cuando alguien era alcanzado.
El preámbulo daba gozo verlo, la infantería, la artillería, la flota, las escuadrillas, todo bien dispuesto y organizado. Al final era un papel lleno de rayas, borrones, manchas de lápiz o tinta. La batalla terminaba sin un claro vencedor, todos morían.
Cuando el papel o cuartilla estaba irreconocible de tanta tachadura, lo estrujaba, directo a la papelera y vuelta a empezar. Así jugó cientos de partidas.
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