Sin contratos

Perpleja de todo siempre, me deje llevar, me deje encantar.

Su extrema libertad me hacía querer romper mis esquemas estructurados, vivir de la espontaneidad y el día a día. Hacer cosas arriesgadas quizás, que en cualquier otro momento de mi vida habría pensado mil veces en hacer.

Sus llamadas se hacen cada vez más necesarias, pero sabemos que las relaciones fáciles no es lo nuestro así que simplemente dejamos que las cosas fluyan, que si me quiere ver ahí estaré, sin ninguna obligación, sin hablar de amor, podemos pasar horas interminables conversando de cosas cotidianas, podemos reír, a veces tratarnos con amor o incluso discutir, ella sabe, me conoce, me llama cuando estoy mal, me aconseja aunque cometa el mismo error mil veces, pero sin contratos de amorío.

Podemos besarnos, puedo hacerla dormir acariciando su espalda, puedo despertar en la mañana mirándola esperando algún gesto romántico, ella no es así, pero yo la observo, y sabe que todo lo que transcurre de noche se queda en el aire.

-¿para qué hablar de amor?

Ni de tener una relación, aunque así persistan los celos quizá de mi parte por querer que todo lo que ha pasado por mi sea de mi propiedad, y su cabello de largo extremo que me obsesiona, junto con su aroma suave quiero que sean parte de un destino no muy lejano.

Ella no sabe, no sabe que pienso quizás, no sé si quiero que lo sepa, quizás sea mejor mantenerlo como un secreto, aunque con ella no pueda tenerlos porque me obliga a decírselos, no espero nada de ti mas solo quiero que estés ahí porque de alguna manera llenas mis vacíos.