Una de mis mayores fantasías ha sido, viajar en el tiempo, hacia el pasado. A mi infancia. De la que pocos recuerdos tengo. Padres que se separan y que no te dejan escoger con quien quedarte. Aunque puedo decir que estando con mi madre y mis tres hermanos, tal vez fue lo mejor que me pudo pasar.
No era yo el consentido pero sí el más travieso. Pero me encantaba jugar con mis hermanos. Olvidándome pronto de la predilección de mi madre por otro de mis hermanos.
Lo que sí recuerdo vagamente, es cuando me separaron de mi madre y mis hermanos. ¿Sería tal vez por ser el más grosero? No lo sé. Quizás fue por ser el más parecido a mi padre.
El caso es que de pronto, me dieron en adopción en una casa donde si llegué a ser el consentido. Donde nada me faltaba. Ni alimento, ni cama, ni ropa. Y lo que me hacía más feliz, cuando yo era pequeño, los juguetes. Que me daban a discreción. Esos son los momentos que me gustaría ver de nuevo, si volviera al pasado.
Ya no soy un bebé pero aún me siguen procurando con todo lo que necesito. Pero se enojan conmigo porque no les entiendo, lo que tratan de enseñarme. Algunas cosas, sí las hago bien y me recompensan. Me dan una galleta, de esas que tanto me gustan.
Sin embargo, no entiendo por qué se molestan conmigo cada mañana y me encierran en el patio de servicio. Después de haberme permitido dormir dentro de la casa con ellos. En mi propia cama. Me dicen cosas que no entiendo. Pero si me doy cuenta de que están enojados. Porque emplean otro tono de voz, que hace que me sienta incómodo.
Si volviera en el tiempo, le preguntaría a mi madre. Ella seguramente me explicaría el por qué los perros y los humanos somos tan diferentes. Pero debemos aprender a vivir con los humanos. Tal vez tan sólo me diría: Así es la vida de nosotros, los perros
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