¿Es el fin de todo?
Por cachetona *-*
Enviado el 13/12/2014, clasificado en Intriga / suspense
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Era dieciocho de agosto de 2001, me encontraba acostada en mi cama esperando que mi mamá me llamara para levantarme y así irme al colegio.
Entraba a las 7:30 am, me encantaba ir a la mañana ya que luego tenía toda la tarde libre, excepto los miércoles que tenía taller de pintura, el sueño volvió a envolver mi mente cuando la puerta se abrió de repente y de ella emergió mamá diciendo lo mismo de siempre.
- Levántate Sol, el desayuno está listo sobre la mesa.
- Cinco minutos más- Dije con una voz en tono ronca que se desaparecía apenas comenzaba
Mi cuerpo estaba cansado así que me costaba horrores salir de las frazadas que me envolvían esas mismas que me daban el calor que afuera no encontraría, estábamos en pleno invierno así que para esa hora la escarcha seguiría en la vegetación, ya con la mente despejada logre levantarme de golpe lo cual causo en mi un leve pero presente dolor de cabeza.
Mi uniforme estaba colgado, todo planchado, mamá era mi heroína porque con dieciséis años no se planchar, siempre quemo la ropa o queda peor que antes. Esa mañana desayune y me fui al colegio como todos los días, de camino tuve que pasar por una cuadra de mi vecindario donde no había ningún vecino, todas las casas estaban en venta excepto una que estaba abandonada, ninguna inmobiliaria se había ocupado de ella desde que tengo memoria, los pequeños que jugaban cerca de allí decían que en esa casa una vez habito un padre con su hijita y la mato por el solo hecho de pedir un perro, luego la culpa se apodero de él y se suicido en el sótano de la misma casa, a la pequeña la hallaron en su hamaca en el patio delantero pero el asesinato había ocurrido en el patio trasero, al pensar eso me daban escalofríos, aunque todos decían que era un mito yo pienso que es cierto siempre trato de pasar por allí lo más rápido posible y no mirar pero no sé por qué motivo gire la cabeza en torno a la hamaca y vi como aún se movía, me asusté pero lo relacioné con el viento que había esa mañana, solo seguí caminando hasta llegar a la casa de Carolina dos cuadras adelante.
Mientras ambas caminábamos ella saco una vela aromática de su bolso y me la entrego.
- ¿Qué haces Caro?
- Es una vela aromática, tiene olor a vainilla, me dijiste que es tu olor preferido y mi mamá la estaba por tirar ¿La queres?
- Si, esta genial, gracias.
- Ah, toma - Dijo dándome un encendedor morado, mi color favorito
- Gracias
Esa mañana en la escuela se hizo interminable, por suerte a la vuelta me quede a comer en la casa de Caro, nos quedamos hablando y el tiempo simplemente pasó. Cuando mire el reloj eran casi las seis de la tarde así que decidí irme a mi casa, Carolina insistió en acompañarme pero le dije que no, hacía mucho frió y ella estaba un poco enferma, no quería que empeorara, de regreso tuve que volver a pasar por la casa abandonada, esta vez la hamaca no se movía y había mucho mas viento que a la mañana, me sorprendió ver un perro tan chiquito y bonito quieto mirando la hamaca, como esperando que algo ocurriera y fue así cuando desenfrenadamente comenzó a ladrar hacia el interior de la casa, como si allí hubiera peligro, me dio lastima verlo ahí tan solo así que reuní todo mi valor y comencé a caminar en dirección a la casa, cuando llegue se me ocurrió sentarme en la hamaca y pensar que quizás allí una pequeña pasaba horas columpiándose, saque mi vela y la encendí, con tanta suerte encontré ladrillos y forme una barrera para que el viento no la apagara, acaricie al perrito que parecía mirarme a mí pero a los instantes giraba la cabeza en torno a la casa, de repente se echo a correr hacia el patio trasero, lo seguí para agarrarlo y de una vez por todas llevármelo como lo planee desde un principio.
Cuando vi a donde se dirigía mi cuerpo se quedo inmóvil y dentro de mi algo gritaba que salga de allí lo antes posible, en el piso cerca de la puerta se hallaba una mancha de sangre, como si hubieran arrastrado algo al interior de la casa, un cuerpo. Lo primero que pensé fue en el padre y la niñita pero al ver que las patas del perro que habían pisado la mancha marcaban su paso mi terror aumento, era sangre fresca...
El perro tomo posición de ataque cuando sin darme vuelta, lo sentí, había alguien más.
- Hola niña ¿Estás visitando el lugar?
En ese instante supe que de allí no tendría escapatoria, mi intento por correr fue en vano, ya me tenía en sus brazos y gritar no era opción ya que en la cuadra no había nadie que me escuchara, nadie que pudiera venir en mi ayuda, callo todos mis pensamientos con una atrocidad, un cuchillo ingreso por mi estomago y salió de una manera lenta y despiadada, pegue un grito ahogado y sabia que si ese cuchillo había ingresado por mi vaso moriría de inmediato, me desmaye de tan solo verme en esta situación de la cual no saldría con vida.
Al levantarme estaba en el sótano de la casa y parece ser que al asesino no se le ocurrió atarme, de seguro creía que yo no podía escapar y así era, no contaba con las fuerzas necesarias para escapar o para moverme, el charco de sangre que me rodeaba cada vez era más extenso, entre en pánico y comencé a llorar, me sentía perdida y quería morir en vez de vivir este infierno, todo estaba oscuro pero en un rincón estaba mi vela encendida, soltando todo su aroma, inundando el ambiente, como pude me levante y la agarre, comencé a alumbrar y descubrí muchas fotos, en ese momento supe que la historia de la niña y su padre era cierta, había fotos de ellos por todos lados y en varias aparecía una mujer sin pelo pero muy bonita, lo primero que pensé es que debió haber tenido algún tipo de cáncer y por eso había muerto, dejando a la niña tan sola y desprotegida, con una persona enferma y sádica que para los ojos del resto era un hombre como cualquier otro, un padre de familia, todo era real pero había algo que aún no encajaba ¿Quien era este tipo? Este hombre que mataba por una razón pero ¿Cual? ¿Por qué me quería muerta? ¿Se deleitaba viendo el sufrimiento de una persona? ¿De quién era la sangre fresca? ¿Había alguien más sufriendo como yo o tal vez ya sin vida? ¿Por qué a mí? ¿Por qué yo era otro objetivo de este juego tan cruel? ¿O por que lo había descubierto? No sabía responder ninguna de mis preguntas pero antes de morir averiguaría las respuestas.
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